Desde su balcón empieza a ver
como el sol busca tímidamente la protección de la montaña para acabar
realizando una desaparición sensual y provocadora. Ella se encuentra acompañada
de una ligera música chill out y un libro de tapas duras entre sus piernas desnudas,
aún blanquecinas. Mueve nerviosamente los dedos de sus pies, decorados en un
tono malva oscuro. Con su mano derecha, hace tirabuzones en su larga melena
ondulada. El calor sofoca su cuerpo que ella cada vez va aligerando más de
ropa. Se adentra en la lectura sólo con un culote interior y un sujetador
negro. Mientras sus ojos recorren las líneas, su mano derecha acaricia
lentamente su muslo con la yema de sus dedos. Ésta sube discretamente hasta su
tripa e interfiere entre sus pechos. Su mano abierta acoge su pecho y lo
aprieta con suavidad. Esta vez su mano recorre el camino a la inversa: baja por
su escote, tropieza con su piercing y se introduce sutilmente por debajo de su culote.
El libro golpea contra el suelo, mientras el ruido oculta los jadeos que salen
de su garganta.
Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.
Qué ganas tenía de volver a leerte y más de leer una entrada de este tipo! Se te ehca de menos
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias, niño. Últimamente parece que la inspiración se ha echado a dormir. Beijinhos. ;)
EliminarMuy interesante...
ResponderEliminarGracias desconocid@. ;)
EliminarMuy bien, pero has acabado muy pronto (...el relato) ;)
ResponderEliminarTengo que trabajar muchas cosas y por aprender.
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