Sintió como la tristeza la inundó. Aquel ritmo, aquella rima, fueron silenciando su voz a medida que avanzaba por las breves palabras allí expuestas. Después, sólo quedó el silencio, como el existente en los últimos meses dentro de su corazón. Una mañana, la última entre los dos, ni un simple "hasta siempre, nena". Sin embargo, ella no consigue comprender el porqué de la tristeza que ahora la inunda y aquí se encuentra lanzando preguntas al infinito con la confianza ciega de que algún día, por lo menos el destino se digne en responderlas.