Desde su balcón empieza a ver
como el sol busca tímidamente la protección de la montaña para acabar
realizando una desaparición sensual y provocadora. Ella se encuentra acompañada
de una ligera música chill out y un libro de tapas duras entre sus piernas desnudas,
aún blanquecinas. Mueve nerviosamente los dedos de sus pies, decorados en un
tono malva oscuro. Con su mano derecha, hace tirabuzones en su larga melena
ondulada. El calor sofoca su cuerpo que ella cada vez va aligerando más de
ropa. Se adentra en la lectura sólo con un culote interior y un sujetador
negro. Mientras sus ojos recorren las líneas, su mano derecha acaricia
lentamente su muslo con la yema de sus dedos. Ésta sube discretamente hasta su
tripa e interfiere entre sus pechos. Su mano abierta acoge su pecho y lo
aprieta con suavidad. Esta vez su mano recorre el camino a la inversa: baja por
su escote, tropieza con su piercing y se introduce sutilmente por debajo de su culote.
El libro golpea contra el suelo, mientras el ruido oculta los jadeos que salen
de su garganta.
Nos escondimos en aquel viejo cuarto, tras las escaleras de la segunda planta, después de la sala de ordenadores de los de segundo de carrera, ¿te acuerdas? Dos pares de vaqueros tirados sobre el suelo. Mi camiseta sobre el pomo de la puerta. La tuya, sobre la pila de viejas CPU, de una generación ya olvidada. El aire la ondeaba como la bandera de un barco pirata reclamando su territorio. Golpeaste mi espalda contra la puerta, sujetando con firmeza mis brazos por las muñecas, quedando a tu merced. Me clavaste tu mirada con tal intensidad, que aún hoy sólo necesito cerrar los ojos para sentirla sola para mí. Me susurraste al oído derecho que cerrara los ojos y cuando mis párpados se bajaron sentí tus labios recorrer lentamente mi cuello hasta la clavícula, haciendo estremecer todo mi cuerpo. Tu lengua saboreó mis pezones haciéndolos endurecer. Ibas bajando hacia mi ombligo; tus manos acariciaban las curvas de mi cuerpo. Sutilmente retiraste la última pieza que cubría mi cuerpo, quedan
Qué ganas tenía de volver a leerte y más de leer una entrada de este tipo! Se te ehca de menos
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias, niño. Últimamente parece que la inspiración se ha echado a dormir. Beijinhos. ;)
EliminarMuy interesante...
ResponderEliminarGracias desconocid@. ;)
EliminarMuy bien, pero has acabado muy pronto (...el relato) ;)
ResponderEliminarTengo que trabajar muchas cosas y por aprender.
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