Lágrimas secas
son derramadas por sus mejillas. La luz se está apagando como el quemar de una vela,
lenta y apaciguadamente hace ya algún tiempo. La oscuridad se filtra entre las
ramas de los árboles. Los verdes se tornan en una negrura plena, extensa,
infinita. Los moratones son el reflejo de los pequeños golpes internos que ha
sufrido el corazón. Pero ella acostumbra a arrancarse las postillas, buscando
entre el dolor el sentimiento que una vez vivió, que guarda su regreso. Aquel caballero le despertó de
un letargo que desconocía sentir. Evolucionó, aprendió, vivió, sintió. Y
después desapareció, a pesar de las promesas, de las palabras, sin explicación.
Sonidos vacios que van y vienen, retumbando en su mente. Ella se desgarra la
piel de su pasado con uñas inexistentes. Deambula con pies desnudos entre ramas
caídas, sin saber qué camino ha de elegir, pues la luz que un día encontró y
que ella busca con desesperación ha optado por apagar el interruptor. Pues,
entonces, ella se encuentra perdida en este caos de incertidumbre mientras él agradece su
amor. Sólo pide su regreso, que alumbre su oscuridad. Y ella se pregunta, ¿qué es lo que él querrá?
Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.
Umm muy interesante y bueno, quizás el quiere que aprenda todas esas cosas sola, sin necesidad de él. Besitos ^^
ResponderEliminarTotalmente posible. Muchas gracias por pasarte, Furia. Beijinhos.
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