Te equivocas
hoy. Te equivocaste el domingo. Te equivocaste la semana pasada. Una
equivocación tras otra. Palabras y palabras que se van encadenando una tras
otra. Distinto aunque siempre igual. Y lo único que se antoja es acurrucarse
mientras el frío helador penetra por la ventana, dejando que profundice hasta
los pulmones y helando cualquier pensamiento que cruce por dentro porque hay
veces que las palabras se atascan en la garganta y los dedos se bloquean. Por
mucho que nos empeñemos en conocer la respuesta, a veces nunca llegará.......
Y, de repente, para, se yergue y se distancia de él unos escasos centímetros, que ni el silencio se hubiera atrevido a atravesar. Le mira directamente a los ojos. Ella roza sus propios labios con su lengua para terminar con un pequeño mordisco en el labio inferior, por la parte izquierda de éste. Él se mantiene inalterable en su posición, controlando su deseo por ella, aunque su entrepierna tenga vida propia y roce suavemente el muslo derecho de su enigmática compañera sexual. Ella se inclina sobre él y echa su cálido aliento sobre la fina piel de su cuello provocando que ésta se erice, para terminar con un lametón a la altura de la barbilla. Y sin que ambos se rocen, sus lenguas se acarician atrayéndose entre si para terminar en un apasionado beso, que aunque comienza lento, termina salvaje, ansioso, donde las manos invaden el cuerpo del otro. Él la sube a la altura de su cintura y la penetra fuerte, mientras ella le rodea con sus piernas y su espalda es ahora la que golpea la
La respuesta se muestra esquiva, pero muchas veces, lo importante es saber hacer la pregunta adecuada. Bsos
ResponderEliminarTotalmente cierto ;)
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