Ir al contenido principal

Encaprichamientos que no convienen



                Nunca le había tocado. No sabía cuáles eran los surcos de su piel. Ni cómo olía la lluvia en su cuerpo cuando penetraba por la ventana de madrugada. Siempre me mantuve en un segundo plano. A veces, se podría decir que hasta en un tercero. Le observaba desde la distancia. Aquella mirada traviesa que jugaba a ser un niño con acciones de adulto. La pizca de impulsividad que en su receta alguien se olvidó de echar. Mi mente lo desnudaba cada día. Mis manos recorrían su cuerpo con la exactitud de un cirujano, por el miedo a pasar por alto el más mínimo detalle que llevara al fracaso. Unos labios finos, los míos, chocaban contra sus labios carnosos con la finalidad de seguir avanzando en un mapa de inexactitudes que yo debía intuir debajo de la ropa que siempre le acompañaba. Su trasero firme, dorado por el sol en una tarde de recogidas frutales. Sus piernas robustas, entrelazadas con las mías. Cerraba los ojos y me perdía en su cuerpo. Lametones que me provocaban más de una mordedura de labios. Pellizcos que desencadenaban ligeros estremecimientos. Y solía perderme cuando imaginaba mi mano invadir por debajo de sus pantalones. Y de nuevo la madrugada llegaba. Encaprichada de aquella mirada juguetona, aunque nunca fuera dirigida a mí. De aquella marcada mandíbula que mis dedos imaginaban recorrer para acabar entre sus labios. Pero era tan fácil encapricharse de él…

PD: “-A veces uno se encapricha de quien no conviene – intenté decirle.
-Pero, a la hora de encapricharse, no se puede decir si alguien te conviene o no, Bill – me aseguró Richard-. No puedes obligarte a encapricharte o no encapricharte de alguien.” (Personas como yo de John Irving)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin definir

Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.

Se acordaron de mí

Debería haberlo hecho la semana pasada, pero no he tenido demasiado tiempo libre. Por ello, os pido perdón. Primero, quiero agradecer  a Nelly de "Los Silencios de Nelly" por concederme el Premio "Flor Naranja". Para mí ha sido una grata sorpresa, no esperaba haberme hecho un huequecito tan pronto en este mundo. También, quiero aprovechar para agradecer a María de "Árbol de Luz" por concederme un dulce premio (mmm, ¡qué rico!). Muchísimas gracias por acordarte de mí.  Sólo espero que sigáis disfrutando de mis entradas y que a través de ellas, os provoque alguna sensación. En mi siguiente post, indicaré mis seleccionados para que disfruten de estos premios como estoy haciendo yo. PD: Si me he olvidado de algún premio (tenga esa sensación), por favor, decirlo y lo posteo. Gracias. Beijinhos.

Querido diario

Querido diario, Hoy venía desarreglado, como si no hubiera tenido tiempo a arreglarse. Tal vez, se haya desnudado para otra. Aunque eso ya no me importa. Hace tiempo que sus aventuras dejaron de importarme, y sin embargo, no consigo escapar de aquí. Parece que este maldito anillo bloquea mis fuerzas, mi voluntad. Hace tiempo que dejé de existir. Ya no existe la Aurora de antes o, por lo menos, hace tiempo que dejé de reconocerme frente al espejo. También dejé de buscar mi reflejo porque odiaba lo que en él veía.  Al principio, te culpabilizas por la situación. Te convences a ti misma que aquello es pasajero, que ha sido un hecho aislado, producto del stress, de la tensión o de cualquier otra cosa nimia que en aquel momento te parece lo más grande del mundo. Pero se repite una y otra vez. En cualquier momento. En cualquier situación. Cualquier día. Intentas prepararte, como si fuera necesario un ejercicio de meditación para calmar su ira, aunque el ejercicio lo hacía yo. Mi i...