Ir al contenido principal

de nuevo en mí...de nuevo sin ti...



¿Quién ha trastocado mis noches en atormentados sueños? ¿Por qué te amo sin amarte? ¿Por qué te quiero sin rozarte?
Intento odiarte para olvidarte y, sin embargo, tus sonrisas provocadas vuelven a mí como el boomerang lanzado en una playa olvidada, por nadie transitada.
Y, otra vez, parece que me he inyectado en vena litros de melancolía o será la lluvia que golpea contra mi ventana pidiendo paso para borrar tus huellas de este colchón en otrora transitado por tu olor a madera de cedro y canela. La esperanza es una mala consejera y yo una estupenda sufridora que rebusca excusas donde encontrarte, donde desearte.
Ni te odio ni te olvido ni intención tengo porque prefiero esta careta a vivir en el sinsentido de no haberte tenido. Palpitaciones provocas en mí, alguna otra visión también pero qué es el amor sino la sinrazón del corazón. O llámalo locura, qué más da. Tal vez soy demasiado loca para este mundo tan cuerdo…

Comentarios

  1. Quién no ha caído en ese círculo vicioso que es querer olvidar a una persona y no poder dejar de recordar.
    Me ha alegrado leerte de nuevo :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Nelly. La entrada anterior creo que te gustará. ;)

      Eliminar
  2. Mmmmm... intenso perfume el de la melancolía, una vez que te impregnas con ella se aferra a ti penetrando hasta los huesos, la esperanza será mala consejera pero nos empuja a seguir viviendo, el mundo de la cordura déjalo para otros que no sepan soñar ;)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Confesó

Entradas populares de este blog

Explotemos juntos en alguna ocasión (continuación de "Ni tú pá mi, ni yo pá ti")

Y, de repente, para, se yergue y se distancia de él unos escasos centímetros, que ni el silencio se hubiera atrevido a atravesar. Le mira directamente a los ojos. Ella roza sus propios labios con su lengua para terminar con un pequeño mordisco en el labio inferior, por la parte izquierda de éste. Él se mantiene inalterable en su posición, controlando su deseo por ella, aunque su entrepierna tenga vida propia y roce suavemente el muslo derecho de su enigmática compañera sexual. Ella se inclina sobre él y echa su cálido aliento sobre la fina piel de su cuello provocando que ésta se erice, para terminar con un lametón a la altura de la barbilla. Y sin que ambos se rocen, sus lenguas se acarician atrayéndose entre si para terminar en un apasionado beso, que aunque comienza lento, termina salvaje, ansioso, donde las manos invaden el cuerpo del otro. Él la sube a la altura de su cintura y la penetra fuerte, mientras ella le rodea con sus piernas y su espalda es ahora la que golpea la

Sueños de medianoche

Nos escondimos en aquel viejo cuarto, tras las escaleras de la segunda planta, después de la sala de ordenadores de los de segundo de carrera, ¿te acuerdas? Dos pares de vaqueros tirados sobre el suelo. Mi camiseta sobre el pomo de la puerta. La tuya, sobre la pila de viejas CPU, de una generación ya olvidada. El aire la ondeaba como la bandera de un barco pirata reclamando su territorio. Golpeaste mi espalda contra la puerta, sujetando con firmeza mis brazos por las muñecas, quedando a tu merced. Me clavaste tu mirada con tal intensidad, que aún hoy sólo necesito cerrar los ojos para sentirla sola para mí. Me susurraste al oído derecho que cerrara los ojos y cuando mis párpados se bajaron sentí tus labios recorrer lentamente mi cuello hasta la clavícula, haciendo estremecer todo mi cuerpo. Tu lengua saboreó mis pezones haciéndolos endurecer. Ibas bajando hacia mi ombligo; tus manos acariciaban las curvas de mi cuerpo. Sutilmente retiraste la última pieza que cubría mi cuerpo, quedan

¿Lo probamos?

-¡Chist, calla! -¿Pero esto no lo puedo utilizar? -No, eso tampoco. -Pues, no sé yo si me va a gustar, ¿eh? -Déjame a mí y verás como te gusta. Colócate ahí.  -¿Dónde pongo las manos? - Tus manos irán agarradas a este par de pañuelos negros. ¿Te aprietan? -No, así están bien. Lo has hecho para evitar que te toque. -No. -Ah, ¿no? ¿Y entonces por qué ha sido? -Para que tú no evites que deje de tocarte a ti. -Te aseguro que no vas a conseguir mucho sólo con un par de besos. -En ese caso, no te importará que también te ate por los tobillos, ¿verdad? -No conocía este lado tuyo, le dijo él con la mirada traviesa. Mientras ella cerraba el nudo del tobillo derecho, levantó su mirada hacia él y sin nombrar palabra, continuó con el tobillo izquierdo. -Ahora sí cumplirás la norma, sentenció ella. Sólo había una, la única era dar placer sólo a través de los labios. Estaba prohibido el uso de cualquier otra parte de