Descansaban sobre unas sábanas de color marfil. Ella, estaba bocabajo,
ligeramente tapada con un pico de la sábana encimera, pero dejando a la vista
parte de su trasero y la curva de su
espalda cubierta por una larga melena oscura. Él por su parte yacía bocarriba,
con el brazo izquierdo detrás de su nuca y su mano derecha recorriendo la
columna vertebral de ella. Entrelazaba sus dedos con el pelo del pecho que él
poseía como quien acaricia una suave y sedosa tela, que nunca antes ha probado.
Ambos esbozan una sonrisa. Probablemente recordando que hace tan sólo diez
minutos sus cuerpos eran dos piezas de puzles encajadas entre sí.
Él apareció tras seis meses de ausencia. Ella acababa de introducir la
llave en la cerradura cuando detrás de si escuchó un sutil pero característico
¡hola! Vio su reflejo en el cristal y recordarlo la última vez le hizo esbozar
una ligera sonrisa en sus labios. Con la puerta entreabierta, ella se giró
lentamente, clavando sus ojos en los de él. Conversación directa. Sincera. Sin
tapujos. Ironía en estado puro. Así era su relación. Así les gustaba a ellos
ser el uno con el otro. Cinco minutos después, la puerta de acceso al
apartamento era cerrada por la espalda de él, mientras ella le comía la boca a
besos urgentes y necesitados. Llevaba seis meses ansiando aquellos labios. Sus
lenguas se acariciaban apresuradamente, mientras sus torpes manos, más por la premura
que por la inexperiencia, se desvestían en mitad de la entrada. Calcetines
sobre la silla. La cazadora de cuero en el suelo. Los bóxers descansando a su
lado. La camisa blanca rota por la abotonadura. Ella empieza a deslizar la
punta de su lengua por la piel de su cuello con una suave delicadeza, haciendo
estremecer su cuerpo desnudo. Y vuelve a subir a lamer los labios carnosos y
calientes de él. Mientras éste le agarra con una cierta brusquedad la melena
para controlar la agresividad de los besos de ella, que pasan de apresurados e
ingenuos a tiernos y lentos. Sus miradas se cruzan escasamente unos segundos de
intensidad pasional. Las yemas de sus dedos se deslizan por el torso de él
entrelazándolos con la escasa mata de pelo que le creció allá por su juventud y
que ahora ya se paralizó. Los labios succionan sus pezones y le practican
pequeños mordiscos que provocan que él muerda sus propios labios, reteniendo el
placer dentro de sí. A la par que va descendiendo por el cuerpo de su compañero
a través de lentos besos carnosos, sus uñas marcan la silueta masculina que le
acompaña, hasta que se paraliza a media altura. Sus rodillas sobre la tarima
caliente. Sus ojos entornados y a medio abrir clavados en los de él, mientras éste
dibuja una sonrisa pícara. La mano derecha de ella empieza a mover el pene con
suavidad sin dejar de mirarle. Siente la suavidad de su piel, el calor que
emana hacia ella. Lo introduce totalmente en su boca y después lo va sacando
lentamente rozándolo con sus labios suaves y húmedos. Mientras lo sujeta con su
mano, roza el glande contra sus dientes para nuevamente introducirlo hasta el
fondo de sí misma. Movimientos coordinados de boca, labios y mano que alternan
rapidez con lentitud; la rapidez para hacerle llegar al placer y la lentitud
para hacerle sentir que el placer aún no termina de llegar. Su pene rozado por
la boca de ella, generando calor y humedad; utilizándolo a su antojo como si de
su propio juguete se tratara. Deseosa de hacerlo todo suyo. Movimientos cada
vez más rápidos que ignoran la súplica de él de parar. Su lengua enrollada en
su polla. Sus labios acariciándolo con el calor. El cuerpo de él a punto de
hacer explosión. Un pequeño hilo de voz de súplica. Y ¡Boom! Una bomba de interior
estalló y él gritó de placer. Ella sonrió maliciosamente. Ahora se miraban a la
misma altura. Ella giró sobre sus talones y corrió hacia el interior de la
casa. Era el turno de él.
Mmmmm, genial, describes el ambiente como nadie, sexo explícito sin caer en lo vulgar. Te vas superando, sigue así. ;)
ResponderEliminarImpresionante y más que por la escena, por tu forma de narrarla. A veces es difícil describir algo explícito sin caer en la vulgaridad o en tópicos.
ResponderEliminarMe ha gustado casi tanto como a él ;)
Gracias, niña! He incluído las modificaciones propuestas. Me esforzaré en mejorar. ;)
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