Ir al contenido principal

Huellas de resultado

Si me pusiera analizarlo, desde el principio, ahora vería todos aquellos indicios que me iban marcando la que acabaría siendo mi existencia. Pero, como nos pasa a todas, qué importa ceder un poco si al hombre que tienes enfrente lo amas con locura. Ahí está el primer error, la primera cesión sobre nosotras mismas a su capricho, en contra de nuestros principios, es el inicio de las continúas huellas que se irán marcando en nuestra memoria.
Tal vez no sea la persona correcta para opinar ya que él formó parte de mi adolescencia y ahora de mi vida adulta. Mis conocimientos sobre relaciones no van más allá que mi propio sentido común y mis ansias de autorealizarme, alas que él se encargó de cortar hace ya tiempo.
Al inicio de nuestra relación, todo era orgullo, sonrisas y alegrías. Sin embargo, el matrimonio se encargó de dotar de realidad nuestras vidas y de darnos a cada uno el lugar que creíamos tener, aunque a mí no me quedó más remedio que acabar aceptando el papel secundario, inerte y escasamente dotado de intervención, que nadie quería. 
Recuerdo algunas escenas a las que yo siempre restaba importancia con una sonrisa y un buen beso, hasta que él se encargó de que aprendiera la lección, como si de una niña rebelde se tratase:
- Cariño, no deberías ponerte esa falda es demasiado corta, ¿qué van a pensar mis compañeros?
- Pues, a mí me parece que tiene el tamaño correcto. Es ahora el momento de lucir piernas.
- No estoy de acuerdo contigo. Será mejor que te cambies. Vamos, te espero.
- Ya te he dicho que ésta es la falda que me he puesto y no me la voy a quitar. Nos podemos ir.
--------------
- ¿Estabas ligando con él?
- ¿Cómo?
- Te has puesto a ligar con él.
- Creo que hay una gran diferencia entre ser amable y ligar. Si hubiera estado ligando, créeme, no me hubiera puesto la multa. 
- No has parado de sonreír.
- ¿Y eso es malo?
- Sí. 
- Estás llevando esto al extremo, así que es mejor que lo dejemos aquí.
------------
- El próximo fin de semana he quedado con las chicas, que hace mucho que no las veo. Saldremos de cena y a tomar algo. Puedes aprovechar y llamar a tus amigos, si te apetece.
- ¿No puedo ir con vosotras? Con los chicos ya salí la semana pasada.
- Es noche de chicas.
- Es que no quieres que salga contigo.
- Yo no he dicho eso, pero al igual que tú sales sólo con tus amigos para hablar de vuestras cosas, pues a mí me apetece tener una noche de chicas.
- Sí, sí, tantas mujeres solas, ya sé yo qué vais a acabar buscando. 
- ¿Por qué siempre tienes que pensar lo peor de todo?
------------
Había tantas como éstas que podría llenar hojas y hojas intentando recordarlas. La primera vez que cedí a su chantaje emocional fue mi perdición. Cada vez me demandaba más peticiones y si al principio las buscaba desde un lado correcto, al final se convirtieron en exigencias, que ya fuera a través de su boca o de sus manos me las ejemplificaba para evitarme errores. 


Éstas son mis huellas. Borra las tuyas.

----------
Nota: Este texto y el anterior, Heridas de maquillaje, entran dentro de mi Apoyo contra la Violencia de Género, que se celebra este mes. Sé que no es lo mejor que ha salido de mí, pero era algo que quería hacer.

Comentarios

  1. A pesar de lo mucho que me hace recordar pequeños rasgos de mi caracter -ojo, solo pequeños y justificados-, disfrute mucho de la lectura. Sin querer, inclusive, solte una carcajada...
    Disculpame si no fue esa tu intencion desde el principio. Ando medio loco.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Me gusta como escribes perfecto.........

    ResponderEliminar
  3. Me ha encantado la lectura de tu entrada pero me han sorprendido los comentarios que me preceden.

    No se, pero este tipo de temas me entristecen. Son huellas tan claras de lo que viene despues que estremecen.

    Escribes muy bien. Y me alegra mucho de aquel premio de lotería que me comentaste.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Cuando nos enfermamos de amor ( a estas altura ya parece una patologia crónica) uno de los sintomas es el abandono de nuestras voluntades. Lo malo es que nadie está a salvo y lo bueno es que algunos encuentran el remedio para no perder definitivamente su libertad individual.
    Te recomiendo a Carminho, nueva promesa del fado,así como Misia o Dulce Pontes.
    Petons

    ResponderEliminar
  5. Las pequeñas cosas, esas cosas que pensamos que no tienen importancia, quizás sean las que en realidad, tengan más importancia.

    ResponderEliminar
  6. Coincido totalmente contigo, Leticia. Gracias por pasarte. Beijinhos.
    Luciérnagas de Ciudad. Es díficil controlar dónde está el límite de la individualidad y dónde la de la pareja. Escucharé tu recomendación. Gracias.
    Neuriwoman. Hay que tratar de ir más allá de las palabras para comprender algunas opiniones. La cuestión es saber dónde está el límite. Gracias por pasarte. Todos tenemos nuestra loteria. ;) Beijinhos.
    Bienvenida, Recomenzar. Gracias por tus palabras.
    Ai, Alexander, tenemos carácteres tan complejos y un mismo texto tendrá tantas versiones como ojos lo lean. Lo importante es ambos casos es ver la diferencia a tiempo. Besos.
    Gracias, SweetElisabeth!

    ResponderEliminar
  7. Un buen texto.
    nadie es posesión de nadie. Nadie debe de decir a otro alguien lo que debe hacer, como debe de hacerlo, cuando debe de hacerlo. Nadie puede perder su esencia personal
    En fin, que, al fin y al cabo, de lo que se trata es de ser feliz y alguien que corta tu libertad que te impide hacer loq ue quieres es alguien que NO te quiere.
    saludos

    ResponderEliminar
  8. Gracias, Carlos. Y bienvenido a este rinconcito. Busquemos la felicidad y ya veremos donde se encuentra. ;)

    ResponderEliminar
  9. El mayor daño de todos es perder nuestra voluntad y nuestra capacidad de criterio. Siempre debemos elegir aquello que deseemos hacer y ser nosotras mismas, sin embargo, es tan fuerte nuestro deseo de complacer y ser amadas que nos olvidamos de la primera regla de oro: para amar, hay que empezar por amarse a un@ mism@. Y el amor que tanto nos venden como entrega debería entenderse como un caminar junto a... vivir y disfrutar con el otro, sin miedos, sin renuncias a lo que uno es, sólo con entrega libre y voluntaria, y dispuesta a recibir todo aquello que el otro te regale. Todos los momentos juntos hay que disfrutarlos con voluntad libre y no como una coacción o un miedo a... Muchos besos, y bienvenida al mundo de "Las decisiones están en tus manos", tu vida será la que tu desees. PD: Te quedan muy bien las minifaldas, bsos ;)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Confesó

Entradas populares de este blog

Sin definir

Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.

Se acordaron de mí

Debería haberlo hecho la semana pasada, pero no he tenido demasiado tiempo libre. Por ello, os pido perdón. Primero, quiero agradecer  a Nelly de "Los Silencios de Nelly" por concederme el Premio "Flor Naranja". Para mí ha sido una grata sorpresa, no esperaba haberme hecho un huequecito tan pronto en este mundo. También, quiero aprovechar para agradecer a María de "Árbol de Luz" por concederme un dulce premio (mmm, ¡qué rico!). Muchísimas gracias por acordarte de mí.  Sólo espero que sigáis disfrutando de mis entradas y que a través de ellas, os provoque alguna sensación. En mi siguiente post, indicaré mis seleccionados para que disfruten de estos premios como estoy haciendo yo. PD: Si me he olvidado de algún premio (tenga esa sensación), por favor, decirlo y lo posteo. Gracias. Beijinhos.

Querido diario

Querido diario, Hoy venía desarreglado, como si no hubiera tenido tiempo a arreglarse. Tal vez, se haya desnudado para otra. Aunque eso ya no me importa. Hace tiempo que sus aventuras dejaron de importarme, y sin embargo, no consigo escapar de aquí. Parece que este maldito anillo bloquea mis fuerzas, mi voluntad. Hace tiempo que dejé de existir. Ya no existe la Aurora de antes o, por lo menos, hace tiempo que dejé de reconocerme frente al espejo. También dejé de buscar mi reflejo porque odiaba lo que en él veía.  Al principio, te culpabilizas por la situación. Te convences a ti misma que aquello es pasajero, que ha sido un hecho aislado, producto del stress, de la tensión o de cualquier otra cosa nimia que en aquel momento te parece lo más grande del mundo. Pero se repite una y otra vez. En cualquier momento. En cualquier situación. Cualquier día. Intentas prepararte, como si fuera necesario un ejercicio de meditación para calmar su ira, aunque el ejercicio lo hacía yo. Mi i...