Ir al contenido principal

¿Una mañana más?

Desperté esta mañana como cualquier otro día de trabajo. El despertador de móvil sonó varias veces debido a mi profundo sueño y mi falta de conciencia del despertar. Me duché entre ojos cerrados y boca abierta. Algo de maquillaje y gloss en los labios. Un café para despertar, dos cucharadas de azúcar y 30 gr de cereales integrales. Dientes cepillados.
Lo mejor de la mañana bajaba por las escaleras. Cara dormida. Palabras entrecortadas. Sonrío al ver a mi chico. Comparto con él los momentos del desayuno y los planes de la mañana. Nos despedimos. Que tengas una buena mañana.Te quiero. El reloj marca las 8.05 de la mañana. El aire penetra hasta los huesos, a pesar de estar más cerca del verano que del invierno. Meto la llave. El mp3 encendido. Esta mañana me decido por el repertorio heavy. Pasos de cebra, semáforos cerrados, rotondas. De repente, todo desaparece. Silencio. Silencio es lo único que alcanzo a escuchar. Pienso en mi chico, tirado en la cama, ajeno a mi presente. En mi madre, esperando mi llamada, como cada mañana al llegar al trabajo. Pienso en mi futuro,que se desvanece entre mis suspiros; en lo que nunca llegaré hacer, lo que nunca llegaré a sentir. Recordé mi vida; el día que te conocí, cómo nos conocimos, producto del destino, porque siempre supe que eras mi destino. Siento mis lágrimas caer por mi mejilla, mezcla de agua y sangre. Recuerdo nuestro primer paseo, cuando aún no sentíamos nada el uno por el otro. Nunca he olvidado ese paseo en mitad de la noche. No lo sabíamos, pero el futuro ya era nuestro.
Tantas cosas por decir, por sentir, por hacer. Gracias a tí mi vida se volvio más interesante; eres la pizca de locura que me falta. Contigo no se hacen planes, lo bueno es improvisar, dejarnos llevar. Recuerdo aquella vez que paramos el coche en mitad de la nada para sentir la hierba bajo nuestros pies desnudos. Corríamos como desesperados, como si huyeramos del fin del mundo. Nuestra ropa colgada del árbol. Nosotros mojados por el rocío de la mañana.
Los sentimientos son díficiles de expresar con letras. La felicidad duerme a los pies de nuestra cama y nos arropa cada mañana. Contigo conocí la felicidad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin definir

Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.

Se acordaron de mí

Debería haberlo hecho la semana pasada, pero no he tenido demasiado tiempo libre. Por ello, os pido perdón. Primero, quiero agradecer  a Nelly de "Los Silencios de Nelly" por concederme el Premio "Flor Naranja". Para mí ha sido una grata sorpresa, no esperaba haberme hecho un huequecito tan pronto en este mundo. También, quiero aprovechar para agradecer a María de "Árbol de Luz" por concederme un dulce premio (mmm, ¡qué rico!). Muchísimas gracias por acordarte de mí.  Sólo espero que sigáis disfrutando de mis entradas y que a través de ellas, os provoque alguna sensación. En mi siguiente post, indicaré mis seleccionados para que disfruten de estos premios como estoy haciendo yo. PD: Si me he olvidado de algún premio (tenga esa sensación), por favor, decirlo y lo posteo. Gracias. Beijinhos.

Querido diario

Querido diario, Hoy venía desarreglado, como si no hubiera tenido tiempo a arreglarse. Tal vez, se haya desnudado para otra. Aunque eso ya no me importa. Hace tiempo que sus aventuras dejaron de importarme, y sin embargo, no consigo escapar de aquí. Parece que este maldito anillo bloquea mis fuerzas, mi voluntad. Hace tiempo que dejé de existir. Ya no existe la Aurora de antes o, por lo menos, hace tiempo que dejé de reconocerme frente al espejo. También dejé de buscar mi reflejo porque odiaba lo que en él veía.  Al principio, te culpabilizas por la situación. Te convences a ti misma que aquello es pasajero, que ha sido un hecho aislado, producto del stress, de la tensión o de cualquier otra cosa nimia que en aquel momento te parece lo más grande del mundo. Pero se repite una y otra vez. En cualquier momento. En cualquier situación. Cualquier día. Intentas prepararte, como si fuera necesario un ejercicio de meditación para calmar su ira, aunque el ejercicio lo hacía yo. Mi i...