La sensación de ayer era de pérdida, de no controlar lo que habitualmente es mío. Confusión. Descontrol. Malestar. Pero, hoy, hoy he podido respirar tranquila. El control ha llegado. Mi mente se ha establecido en la rutina diaria (bendita, en ciertos momentos). Por fin, a la niña de ojos marrones y gafas blancas le han devuelto su maltrecha Barbie. Menos mal, que las responsabilidades no han llegado tan castigadas por el paso de los días y de las diferentes manos fantasmas. Control.
Y, de repente, para, se yergue y se distancia de él unos escasos centímetros, que ni el silencio se hubiera atrevido a atravesar. Le mira directamente a los ojos. Ella roza sus propios labios con su lengua para terminar con un pequeño mordisco en el labio inferior, por la parte izquierda de éste. Él se mantiene inalterable en su posición, controlando su deseo por ella, aunque su entrepierna tenga vida propia y roce suavemente el muslo derecho de su enigmática compañera sexual. Ella se inclina sobre él y echa su cálido aliento sobre la fina piel de su cuello provocando que ésta se erice, para terminar con un lametón a la altura de la barbilla. Y sin que ambos se rocen, sus lenguas se acarician atrayéndose entre si para terminar en un apasionado beso, que aunque comienza lento, termina salvaje, ansioso, donde las manos invaden el cuerpo del otro. Él la sube a la altura de su cintura y la penetra fuerte, mientras ella le rodea con sus piernas y su espalda es ahora la que golpea la
Uf. Habitualmente yo necesito también esa sensación de control, sobre todo en mi entorno más cercano, donde me muevo día tras día... pero no siempre es posible controlarlo todo y también hay que aceptar eso, porque si no, cada vez que algo se escapa a ese control es un pequenyo caos, un aire que falta, aliento que se escapa... El control es bueno y a veces nos es necesario, pero que cuando llegue el caos, el descontrol, sepamos también llevarlo!
ResponderEliminarBienvenida, Gacela! Gracias por tu comentario. Para mí sería una locura intentar controlar todos los aspectos; creo que hay que dejar espacio para la sorpresa y la improvisación. Sin embargo, soy una persona que necesita el orden (sobre todo en el trabajo) porque sino me pierdo. Cuando escribí el comentario me encontraba perdida, seguramente porque estaba en un proceso de cambio físico. De todas formas, creo que es una sensación intermitente, dependiendo del estado de ánimo.
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