Ir al contenido principal

Cuatro letras de pensamiento

Cuando empiezo a vaguear por la casa sin saber a qué aferrarme o cuando soy capaz de pasar media hora frente a la lavadora sin tener conciencia de mis pensamientos, es momento de meditar. Reflexionar. Una llamada dentro de mí clama salir al exterior.
Todos queremos tener cinco minutos de gloria o que nuestra historia llegue al mundo. Por eso, hoy, 17 de mayo, estoy frente a ti. Intentaré que mis palabras suenen a gloria, aunque sólo sean entre tú y yo. Es mi historia. No es importante. Ni diferente. Ni más triste que cualquier otra. Pero sigue siendo mía.
Hace algunos meses que mi pensamiento se ve invadido por pequeña nubes de ideas, que se agitan de un lado a otro, pero sin tener el valor de salir.
Si en una entrevista de trabajo, me pidieran para describirme y tuviera la osadía de ser yo, de contar lo extraño y atípico que alberga en mi, diría: veinteañera, mileurista, solitaria (si no fuera por mi chico y por mi perrita), insegura, tal vez con ideas, pero sin atrevimiento a sacarlas, o, simplemente, sin nadie que sepa valorarlas. Soy yo. No siempre estoy conforme conmigo, pero, SOY YO.
A veces, deseo ser diseñadora pero sólo tardo unos segundos en recordar mis garabatos de la escuela y despierto a la realidad. Otras veces, desearía tener el "don" de la escritura, pero mí "sin estilo" y mi escaso glamour, me dan bofetadas de realidad. Tal vez, debería conformarme con ser una chica normal, que pasaría la vida del punto A al punto B y los fines de semanas al punto C. (cómo le decían al Director Skinner, de los Simpsons).
Últimamente, no encuentro fuerzas para abrir las tapas de ese libro que se ha cubierto de polvo sobre la mesilla, mesa o cajón. (Es ultramoderna y minimalista, por lo que ya ni sé cómo llamarla). Segundo motivo para no ser escritora (lo siento, no he avisado que esto sería una enumeración): la inspiración dura unos segundos y no soy tan ágil como para poder aprovecharlos. Tal vez, debería ser una escritora que no escribe. Sólo piensa. De una página excepcional mental, sólo quedan cuatro letras buenas. ¿Podría ser escritora de cuatro letras?

Comentarios

  1. Si llegas a ser una escritora de cuatro letras, es que serás mucho más buena de lo que llegas a imaginar. :P

    ResponderEliminar
  2. Sinceramente, nunca pensé que fuera capaz de escribir algo que pudiera llamar la atención y tenga estética propia. Para mí esto ha sido todo un logro, pero hay que ir a por más. ;)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Confesó

Entradas populares de este blog

Sin definir

Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.

Se acordaron de mí

Debería haberlo hecho la semana pasada, pero no he tenido demasiado tiempo libre. Por ello, os pido perdón. Primero, quiero agradecer  a Nelly de "Los Silencios de Nelly" por concederme el Premio "Flor Naranja". Para mí ha sido una grata sorpresa, no esperaba haberme hecho un huequecito tan pronto en este mundo. También, quiero aprovechar para agradecer a María de "Árbol de Luz" por concederme un dulce premio (mmm, ¡qué rico!). Muchísimas gracias por acordarte de mí.  Sólo espero que sigáis disfrutando de mis entradas y que a través de ellas, os provoque alguna sensación. En mi siguiente post, indicaré mis seleccionados para que disfruten de estos premios como estoy haciendo yo. PD: Si me he olvidado de algún premio (tenga esa sensación), por favor, decirlo y lo posteo. Gracias. Beijinhos.

Querido diario

Querido diario, Hoy venía desarreglado, como si no hubiera tenido tiempo a arreglarse. Tal vez, se haya desnudado para otra. Aunque eso ya no me importa. Hace tiempo que sus aventuras dejaron de importarme, y sin embargo, no consigo escapar de aquí. Parece que este maldito anillo bloquea mis fuerzas, mi voluntad. Hace tiempo que dejé de existir. Ya no existe la Aurora de antes o, por lo menos, hace tiempo que dejé de reconocerme frente al espejo. También dejé de buscar mi reflejo porque odiaba lo que en él veía.  Al principio, te culpabilizas por la situación. Te convences a ti misma que aquello es pasajero, que ha sido un hecho aislado, producto del stress, de la tensión o de cualquier otra cosa nimia que en aquel momento te parece lo más grande del mundo. Pero se repite una y otra vez. En cualquier momento. En cualquier situación. Cualquier día. Intentas prepararte, como si fuera necesario un ejercicio de meditación para calmar su ira, aunque el ejercicio lo hacía yo. Mi i...