Porque no creo que los buenos sean tan
buenos ni los malos sean tan malos y aunque algunas hayamos dejado de ser
princesas y que ellos nunca fueron príncipes, era merecida esta versión:
El sol caía para perderse tras la
montaña, dando paso a una luna plena y a un cielo estrellado. Ideal para
echarse en la hierba, en los pocos sitios de esta ciudad que aún se conserva, y
encontrar a Andrómeda y a Sagitario. Pero, el frío se adentraba entre las
costuras.
En el parking de un hipermercado
cualquiera, no demasiado saturado, por tratarse de mediados de mes, esperaban
apoyados sobre un Seat León, rojo
metalizado, dos chicos. El primero, rondaba los veinte y cinco. Pelo rapado al
dos. Vaqueros con zapatillas informales y una camiseta blanca con el diseño de
una pin-up muy sugerente. El otro lo llamó Encantador. Su compañero, conocido
entre el grupo como Pri (debe avergonzarse de su verdadero nombre; seguro que
le pusieron el del santo del día en cuestión) tenía el cabello un poco largo y
el flequillo le descansaba sobre la frente. Entre sus labios apuraba un pitillo
rubio con la tranquilidad que le caracterizaba. Si tienes la suerte de
observarlo desde atrás podrás averiguar la marca de bóxers que usaba ese día.
Sobre ellos, una sudadera, rojo sangre, que combinaba a la perfección con los
bóxers negros que sobresalían por encima de sus vaqueros o, dicho de otra
forma, sus vaqueros estaban más bajo de lo normal. Era algo más joven que el
primero.
Quince minutos después, apareció
Felipe, en una vieja chatarra, heredada de su madre. Vestía vaqueros con botas
militares en color marrón oscuro y una camisa en gris oscuro, que marcaba los
pectorales, cincelados a golpe de pesas y ejercicios varios. Por vuelta de los
veinte y algo se podría decir.
-¿Quién
es la culpable esta vez?, le pregunta Pri a Felipe mientras se va acercando
hacia ellos.
-La
vecina del quinto, comenta él sin importancia.
-¿Yyyyyy?,
insiste nuevamente Pri con ojos de curiosidad.
-Me
mandó un whatsapp ayer a las doce de la noche para que me pasara esta tarde por
su casa que quería pedirme algo. ¡Joder, que hasta me he afeitado y todo! Y resulta
que quería preguntarme si le podía colgar la cortina, porque sino los vecinos
la veían desnuda. ¡Benditos vecinos!, porque lo que es yo ni en la puta vida.
-Jajaja,
empiezan a reírse sus dos amigos al compás.
-Ya
te hemos avisado, pero tú no quieres oírnos, le avisó Encantador. Esta tía
busca un novio y te está poniendo a prueba para ver cuánto aguantas.
-Bueno,
peor fue la mía, comentó Pri.
-¿Cuál?,
preguntó Felipe.
-Miss
Perfecta, ¿no os acordáis? Llevábamos un mes liados y de repente me mete en un
evento familiar y media hora después sólo escucho a mi alrededor cuándo va a
ser la fecha de la boda y cuántos hijos queremos tener.
-Hostia,
es verdad, rememoró Encantador. Aún recuerdo cuando te recogí mientras te
escapabas de aquella casa. Las carcajadas recorren las calles de coches. Y ella
detrás de ti diciendo que eráis dos almas gemelas.
-Claro,
como tú encuentras lo que buscas, expresó Felipe. Ya quisiera yo una tía para
follar sin compromiso y que no pidiera cenas a la luz de las velas, regalos por
aniversarios ni charlas después de acabar. Y, por cierto, algún día nos dirás
quien es ella.
-No
sé si ella quisiera o no todo eso; simplemente, no lo manifiesta. Hacemos lo
que nos apetece cuando nos apetece. Tenemos unas normas mínimas y el deseo
mutuo. En el momento que se pida más, ya lo pensaré.
-¿Y
tú, Pri?, le inquirió Encantador. Últimamente nos tienes desinformados,
manifestó a la par que le guiñaba un ojo.
-Penoso.
Consigo reunir las fuerzas, el alcohol es factor fundamental, ya sabéis, para
acercarme a una tía, que se ha pasado una hora mirándome, o eso me ha parecido
a mí porque la pared no ofrecía nada interesante, y lo único que me ofrece es
una sonrisa de cría de colegio y monosílabos. ¡Coño, pon un poquito de tu
parte! ¡No lo voy a hacer yo todo!
-¡Tú
no te aclaras, eh!, exclamó Felipe. Unas veces te quejas de que las mujeres se
lanzan y te entran de forma que te intimidan y si lo haces tú, resulta que
ellas no hacen nada.
-Es
que o se pasan de princesitas que parecen que se van a romper o le han quitado
el vestido a la madrastra y te dan un muerdo en cuanto te descuidas. Si es que
parece no existir el término medio, se lamentó Pri.
-Si
te escucha una tía no se lo cree, comentó Encantador. No quieres una tía que te
deja las cosas claras desde el primer momento. ¿Por qué?
-Porque……,
movió el iris de sus ojos mientras meditaba su respuesta, probablemente habrá hecho
lo mismo en repetidas ocasiones.
-Que
quede claro que estas palabras no son mías, avisa Encantador: ¿Y no te has
preguntado que tal vez sea la primera vez que lo hace y simplemente se ha
dejado llevar porque tú provocas esa reacción en ella?
-Tienes
razón, dijo Felipe. Se nota un huevo que esas palabras no son tuyas. Y recibió
un ligero puñetazo en el estómago por parte de Encantador.
-¡Anda
ya!, lanzó las palabras con desgana Pri. Si tengo que ponerme a pensar todo eso
un sábado por la noche, se me han quitado las ganas de ligar o, peor aún, se la
ha ligado otro antes.
-Tíos,
me estoy quedando el culo helado. ¿Vamos a comprar de una puta vez las bebidas
para la cena o llegaremos tarde como siempre?
Suena el tic de un móvil y Felipe
confirma que su whatsapp está activo. La vecina del quinto le da las gracias
por ejercer de manitas y espera verle en la fiesta de esta noche.
-Vamos
para dentro, chicos. Si quiere algo que lo pida con claridad porque yo las
indirectas parece que las capto un poco mal, dijo Felipe con cierta
resignación.
Y ellos tres desaparecieron entre
los focos del parking sin querer ni comprender a las mujeres porque ni ellas mismas
lo hacían.
-
Me encanta esta versión, mucho. Y también me gustaría conocer la "ella" de Encantador.
ResponderEliminarMuá, bonita.
Me alegro. He hecho una nueva versión de la primera parte, así que nunca se sabe.... Beijos.
EliminarMe encanta. besos linda.
ResponderEliminarMaria.
Gracias. Besos.
Eliminarjaja me encanta. esta versión es mas interesante sin duda xD
ResponderEliminarSeguro que si nos dieran opción de observar por una mirilla, sería aún más :P
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