Se podría
decir que su actitud es comparable al chocolate; sabes, que no debes comerlo,
pero cuando quieres darte cuenta ha desaparecido media tableta entre tus labios
y ya sólo queda una pequeña mota de chocolate en tu rostro. Las marcas del
delito que todos tratamos de ocultar. Ella sabe que cuando pierde el control se
distancia cada vez más, pero no puede evitarlo, se le escapa de las manos, como
cuando tratas de retener el agua y ésta se acaba marchando entre tus dedos.
Pone una tirita tras otra y otra más, pero la herida no tiene tiempo de
curarse, porque lo que necesita es al aire fresco, no capas de excusas y
obviedades. Se siente una pequeña loca en su armario de latón buscándose entre
los espejos, pero hace tiempo que dejó de reflejarse en ellos. Ahora, sólo ve
un espectro de sí misma; las cuencas vacías penetran hasta el ser que un día
fue, que yace escondido en la quinta costilla del ayer. Y se pregunta, ¿dónde
está mi realidad? Debilidad, fragilidad, inseguridad, irracionalidad, locura.
De esta tarta sólo quedan las migajas y eso que el sabor era rancio y amargo.
En estos momentos podemos ver cómo sopla y sopla a velas que nunca existieron.
Una loca en su mundo tratando de aprender pero ha provocado que el mar borre
las huellas.
Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.
Habría que racionar el chocolate, probar un poco y aguantar hasta el próximo ataque de autodestrucción ;)
ResponderEliminarTotalmente cierto, Nelly, pero.......y lo que cuesta :P
Eliminar