Ir al contenido principal

26

Le había cogido sentada en el baño. Estaba relajada, haciendo algo de fuerza y pensando en mil asuntos distintos cuando llegó ese mensaje. Ese mensaje que ojalá-pensaba-nunca lo hubiera leído. Ahora sólo podía afrontarlo. No paraba de pensar, ¡a mí ahora me viene con éstas! ¡Cómo sino tuviese suficiente ya con mi puto caos para venir a complicarme de nuevas! Ahora digo adiós, ahora regreso. ¡Pero qué se cree que soy un parabrisas!, así de indignada se mostraba Diana mientras hablaba en voz alta para sí misma. Menos mal que estaba obligada a tener postradas sus posaderas, duras de dos horas de gimnasio diarias, que si no ya habría perforado hasta el vecino del tercero. Sí, ése que, a pesar de estar casado y ser padre de dos niños, no para de mirarle las tetas en el ascensor, que algún día el babero se lo quita al bebé y se lo pone a él. 
¡Veinte y seis días!, ¡veinte y seis!, repetía ella. Desde que me dijo que nuestros caminos tenían que separarse. ¿Y yo qué hice, eh? ¿Qué hice?, se pregunta cómo esperando una respuesta desde el otro lado del espejo, el lado de una Diana razonable, lógica, coherente, no como la que se encuentra sentada en el wáter con el Iphone en la mano y un cigarro en la otra, totalmente perdida. Pues, aquí estoy; veinte y seis días controlando mi puta impaciencia, mi impulsividad con tal de darle su espacio, de respetar su decisión. Y ahora a través de una mierda de mensaje me dice, ¿o todo o nada?, ¿sabe él acaso si yo estoy preparada para el TODO?, ¿qué carajos es el TODO para él? Su falta de palabras me desespera, me desconcierta, se dice ella ahogando su voz con el sonido de la cadena evacuando la desesperación, la incertidumbre.
Bueno, emperezaremos con un buen helado de chocolate y después ya veré..............
--------------
NOTA: Las cuatro primeras líneas han sido el ejercicio del Taller de Escritura Creativa de hoy. Con ellas hemos tenido que desarrollar una historia; la mía es la que aquí os presento. Algo distinto.

Comentarios

  1. Me encanta la creación literaria pero no pòseo el don necesario. Tu tienes que seguir con ello, lo haces muy bien, eres ingeniosa. Hice mis pinitos en un taller literario de la Librería Fuentetaja. Un día igual podemos hacer algún experimento de escritura conjunta, entre los dos o con algún otro bloguero.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras. Me parece una buena propuesta; sería un nuevo reto y eso siempre resulta interesante. ;)

      Eliminar
  2. ¡Qué guay debe de ser el taller de escritura creativa! La verdad es que la situación planteada por más cotidiana que pueda ser resulta inusual en la literatura y eso me gusta.

    Por otra parte no me gusta nada, y esto es una valoración puramente personal, que se nombren marcas comerciales en los textos. Sé que es una tontería pero ver Iphone ahí (como cualquier otra marca) me chirría mucho y no porque no me gusten sino porque a mi modo de ver queda mejor no mencionarlas y utilizar el nombre genérico (teléfono móvil).

    Por lo demás está bien, es curioso, pero resulta una escena muy cotidiana y natural.
    ¡Un beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que es una experiencia y una motivación porque me desmuestro que soy capaz de sacar cosas cuando menos espero.
      Con respecto a tu observación, no te lo discuto; fue más por costumbre que por otro motivo. Gracias por pasarte. ;)

      Eliminar
  3. Al menos acaba en parte aliviado.
    :)

    Curioso relato.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todo tiene un lado positivo. A veces hay que arriesgar con lo diferente....;) Besos

      Eliminar

Publicar un comentario

Confesó

Entradas populares de este blog

Explotemos juntos en alguna ocasión (continuación de "Ni tú pá mi, ni yo pá ti")

Y, de repente, para, se yergue y se distancia de él unos escasos centímetros, que ni el silencio se hubiera atrevido a atravesar. Le mira directamente a los ojos. Ella roza sus propios labios con su lengua para terminar con un pequeño mordisco en el labio inferior, por la parte izquierda de éste. Él se mantiene inalterable en su posición, controlando su deseo por ella, aunque su entrepierna tenga vida propia y roce suavemente el muslo derecho de su enigmática compañera sexual. Ella se inclina sobre él y echa su cálido aliento sobre la fina piel de su cuello provocando que ésta se erice, para terminar con un lametón a la altura de la barbilla. Y sin que ambos se rocen, sus lenguas se acarician atrayéndose entre si para terminar en un apasionado beso, que aunque comienza lento, termina salvaje, ansioso, donde las manos invaden el cuerpo del otro. Él la sube a la altura de su cintura y la penetra fuerte, mientras ella le rodea con sus piernas y su espalda es ahora la que golpea la

Sueños de medianoche

Nos escondimos en aquel viejo cuarto, tras las escaleras de la segunda planta, después de la sala de ordenadores de los de segundo de carrera, ¿te acuerdas? Dos pares de vaqueros tirados sobre el suelo. Mi camiseta sobre el pomo de la puerta. La tuya, sobre la pila de viejas CPU, de una generación ya olvidada. El aire la ondeaba como la bandera de un barco pirata reclamando su territorio. Golpeaste mi espalda contra la puerta, sujetando con firmeza mis brazos por las muñecas, quedando a tu merced. Me clavaste tu mirada con tal intensidad, que aún hoy sólo necesito cerrar los ojos para sentirla sola para mí. Me susurraste al oído derecho que cerrara los ojos y cuando mis párpados se bajaron sentí tus labios recorrer lentamente mi cuello hasta la clavícula, haciendo estremecer todo mi cuerpo. Tu lengua saboreó mis pezones haciéndolos endurecer. Ibas bajando hacia mi ombligo; tus manos acariciaban las curvas de mi cuerpo. Sutilmente retiraste la última pieza que cubría mi cuerpo, quedan

¿Lo probamos?

-¡Chist, calla! -¿Pero esto no lo puedo utilizar? -No, eso tampoco. -Pues, no sé yo si me va a gustar, ¿eh? -Déjame a mí y verás como te gusta. Colócate ahí.  -¿Dónde pongo las manos? - Tus manos irán agarradas a este par de pañuelos negros. ¿Te aprietan? -No, así están bien. Lo has hecho para evitar que te toque. -No. -Ah, ¿no? ¿Y entonces por qué ha sido? -Para que tú no evites que deje de tocarte a ti. -Te aseguro que no vas a conseguir mucho sólo con un par de besos. -En ese caso, no te importará que también te ate por los tobillos, ¿verdad? -No conocía este lado tuyo, le dijo él con la mirada traviesa. Mientras ella cerraba el nudo del tobillo derecho, levantó su mirada hacia él y sin nombrar palabra, continuó con el tobillo izquierdo. -Ahora sí cumplirás la norma, sentenció ella. Sólo había una, la única era dar placer sólo a través de los labios. Estaba prohibido el uso de cualquier otra parte de