Aparecimos de la nada, cada uno con su papel cuidadosamente seleccionado, el de ser nosotros mismos. El escenario, este humilde tablón infinito que por desgracia no conoce de barreras ni de horarios. Buscando huecos a deshoras. Palabras robadas entre susurros por miedo a ser escuchados por el viento. Vivir entre falsas sonrisas, despertares equivocados, más palabras, cuan falsas pueden llegar a ser. ¿Dónde está el límite de lo deseado y de la realidad? ¿Acaso, creemos que esta vez estas dos piezas del juego van a ser empujadas hacia el mismo lado o simplemente es una pantalla que nos hemos encargado de empañar para distorsionar nuestra propia realidad? ¿Dónde está el juego? En aquel que no es capaz de reconocer y afrontar lo que ven sus ojos o diferenciar su propia visión de la historia o en este otro que a pesar de todo hace caso omiso a reglas, dictaduras, razonamientos, lógicas, realidades y sigue esperando un futuro que nunca acontecerá, mientras aguarda escondido al ver un presente que trascurre bajo su ventana, un presente racional, evidente y previsible.
El fin de la partida no se demorará demasiado, pues los acontecimientos se apresuran. Uno llegará a la meta de la vida. Otro quedará rezagado dando por perdida la partida porque a veces la evidencia es reconocer que sólo hay un trayecto y éste es el de vuelta.
El fin de la partida no se demorará demasiado, pues los acontecimientos se apresuran. Uno llegará a la meta de la vida. Otro quedará rezagado dando por perdida la partida porque a veces la evidencia es reconocer que sólo hay un trayecto y éste es el de vuelta.
A veces no hay otra mejor que hacer.
ResponderEliminarTe dejo muchos besos, queridísima.
Totalmente cierto, Siberiana. ;)
EliminarBeijinhos para ti también.