Las palabras destrozaron
nuestro silencio. Nada. No queda nada. Somos la nada. Caminos divergentes. Fuimos
el todo. Recuerdos, historias, risas, miradas. Todo. Guardado en una vieja
caja, postales, fotomatón, historias, locuras. Yo quemé las raíces. Tú recoges
la escarcha de este corazón helado. Las lágrimas consuman nuestra última noche
de sexo. Avanzamos separados. Mi camino está inundado de niebla. Las gafas se
me empañan. Pido que el tuyo se despeje. Nada espero, vida. ¿Qué me ofrecerás?
-------------
Nota: Estas breves palabras son el resultado de
la canción que aquí os dejo (Obus-Mintió), de alguna conversación interesante y de una
nueva etapa en mi vida que se inicia (aunque nunca hablo de mi misma en mis
textos).
Buena suerte en esa nueva etapa de tu vida, en la que algo dibujas con tus palabras.
ResponderEliminarUn beso.
a veces las palabras esclavizan
ResponderEliminarGracias, Neuriwoman. Besos.
ResponderEliminarA veces nos acaban destrozando, Joaquin. Sin embargo, la escrita ha creado una necesidad en mí. ;)
Digo lo mismo, suerte en la nueva etapa, que a veces cambiar de una a otra es difícil
ResponderEliminarDuro proceso. Gracias, Miqui. Beijinhos.
ResponderEliminarPrecioso, y me llega que estás preparada para un cmabio y que tu cuerpo te pide a gritos salir de una condena emocional. Animos!
ResponderEliminarNo hay peor esposas que las que nosotros mismos cerramos. Gracias. Besos.
ResponderEliminar