Él es diferente. Este tipo de chicos que sabes que deberías estar evitando pero que hay una fuerza mayor que te atrae hacia él. No huye del compromiso, sin embargo nunca expresa sus pensamientos, esas oscuras fuerzas malignas que recorren su mente a cada momento. Por eso, es difícil unirte a él por demasiado tiempo. Dudo que haya tenido ninguna relación de más de un año y hasta puedo asegurar que ninguna de las que compartieron su cama podrían revelar su verdadero yo. Algunos pensarían que su rollo es el tétrico, el gótico, más por su vestimenta impregnada de oscuridad, que por su forma de actuar. Es de aquellos chicos que protegen a cualquier damisela. Es un tipo duro, dirían otros. Yo no os podré revelar demasiado de él, no he llegado a conocerlo. Pocos lo conocen realmente. Lo miro en la distancia. Sus gestos, sus facciones acentuadas, su pelo recién cortado, sus jeans ajustados, sus amplias camisetas negras. Suspiro por él en la distancia, oculta para sus gafas negras. Algunas elegirían otros elementos destacables, sin embargo, yo os recomiendo que os quedéis con esa mirada penetrante (nunca pensé que unos ojos marrones pudieran ser tan intensos), esos brazos de protección ante el mundo y ese torso dorado por el sol y creado por el esfuerzo. Tal vez algún día os podré revelar sus inquietudes. Tal vez algún día él me las revele a mí. Sólo os puedo decir que esta noche dormiré sintiéndome cercana a él.
Nos escondimos en aquel viejo cuarto, tras las escaleras de la segunda planta, después de la sala de ordenadores de los de segundo de carrera, ¿te acuerdas? Dos pares de vaqueros tirados sobre el suelo. Mi camiseta sobre el pomo de la puerta. La tuya, sobre la pila de viejas CPU, de una generación ya olvidada. El aire la ondeaba como la bandera de un barco pirata reclamando su territorio. Golpeaste mi espalda contra la puerta, sujetando con firmeza mis brazos por las muñecas, quedando a tu merced. Me clavaste tu mirada con tal intensidad, que aún hoy sólo necesito cerrar los ojos para sentirla sola para mí. Me susurraste al oído derecho que cerrara los ojos y cuando mis párpados se bajaron sentí tus labios recorrer lentamente mi cuello hasta la clavícula, haciendo estremecer todo mi cuerpo. Tu lengua saboreó mis pezones haciéndolos endurecer. Ibas bajando hacia mi ombligo; tus manos acariciaban las curvas de mi cuerpo. Sutilmente retiraste la última pieza que cubría mi cuerpo, quedan
Uhmm... Él deberia saber que oculta aquella chica. Tal vez, de esa manera, ella descubriria que él y sus ojos marrones son mas humanos de los que imaginaba.
ResponderEliminarUn chico misterioso...mejor que no revele muchas cosas de él mismo,así no se pierde la magia de no saber qué esconde tras sus gafas negras.
ResponderEliminarLos chicos misteriosos son los que ejercen una atracción irremediable sobre nosotras. La atracción ante lo desconocido y la posibilidad de imaginarte a una persona casi-perfecta. Supongo que en cuanto los conoces, se termina todo el encanto u.U
ResponderEliminarSupongo que María tiene razón pero el misterio a los chicos se lo dais vosotras, y si se pierde esa magia es porque os imaginais algo que al final no es.
ResponderEliminarPerdón por generalizar habrá de todo, pero al final los chicos que podemos crear misterio somos mucho mas simples y sencillos que cualquier otro.
Un saludo :D
el misterio atrae en chicos y chicas. No nos gusta que nos lo den todo hecho.
ResponderEliminarmuak
elgatoconestilo.blogspot.com
Puedo decir que yo le he encontrado.. y no se ha apagado la mágia ni mucho menos, si no que brilla como nunca :)
ResponderEliminarcapitulo 4 publicado,pasate a verlo muchos besos(L)
ResponderEliminarAl final yo me quedo con los chicos cercanos, que son de carne y hueso, más que con los misteriosos e inalcanzables. Los primeros dan más calor que los segundos... ;-)
ResponderEliminar