Soy la que desbarata las pinzas. Soy quien sueña contigo cuando tu lado de la cama está vacío. Soy la puntual. Soy la impaciente. Soy la ordenada. Soy la demasido responsable. Soy la quiere hacerte feliz. Soy la pesimista. Soy la que huye del espejo porque su cuerpo refleja los gramos acumulados. Soy la que quiere ser guapa. Soy la que siempre deja algo en el plato. Soy la que nunca se acaba la Fanta. Soy la que te mira y piensa que eras mi destino. Soy la que se dejó convencer por ti. Soy la que tiene el armario lleno, pero nunca tiene que ponerse. Soy la que anda descalza. Soy la que hace lo correcto. Soy la que no quiere ser egoísta. Soy la que sueña porque los sueños dan miedo cuando se hacen realidad. Soy la que quiere tenerlo todo, porque lo bueno, lo que merece la pena, nunca se puede poseer. Soy la que protesta porque nunca me gustó seguir el patrón establecido. Soy la que devora revistas. Soy la que nació con pretensiones de millonaria. Soy la rara. Soy la que llora con las pelis de serie B. Soy la que creció viendo series. Soy la que maduró frente a los libros. Soy la que nunca dio el primer paso. Soy la que tenía vida interior. Soy la que soñó contigo sin conocerte. Soy la que cree en el destino. Soy la que cree en la suerte. Soy la que empieza y no acaba. Soy la que tiene miedo a las alturas. Soy la que sonríe. ¿Quién soy? Soy yo. El díficil aceptarnos tal y cómo somos porque siempre queremos cambiar. ¿Cómo sois?
Y, de repente, para, se yergue y se distancia de él unos escasos centímetros, que ni el silencio se hubiera atrevido a atravesar. Le mira directamente a los ojos. Ella roza sus propios labios con su lengua para terminar con un pequeño mordisco en el labio inferior, por la parte izquierda de éste. Él se mantiene inalterable en su posición, controlando su deseo por ella, aunque su entrepierna tenga vida propia y roce suavemente el muslo derecho de su enigmática compañera sexual. Ella se inclina sobre él y echa su cálido aliento sobre la fina piel de su cuello provocando que ésta se erice, para terminar con un lametón a la altura de la barbilla. Y sin que ambos se rocen, sus lenguas se acarician atrayéndose entre si para terminar en un apasionado beso, que aunque comienza lento, termina salvaje, ansioso, donde las manos invaden el cuerpo del otro. Él la sube a la altura de su cintura y la penetra fuerte, mientras ella le rodea con sus piernas y su espalda es ahora la que golpea la
Pues yo...soy parecida a ti en muchas cosas :O
ResponderEliminarOtra como yo por ahí suelta ;), ¡qué tiemble el mundo!
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