Ir al contenido principal

Propósito de pasatiempo

Hacía tiempo que la lectura no estaba dentro de mis hábitos, más por el acumulo de cosas, que por desinterés. Sin embargo, este año me he propuesto convertirme en una lectora empedernida y chupar todo lo que la literatura pueda darme. No tengo un género concreto porque el que tenga predilección, por ello, me he propuesto leer todo aquello que llame mi atención: una sinopsis atractiva, una carátula llamativa, todo lo que me guste, trataré de caiga en mis manos. Hasta el momento, he disfrutado de "Si supieras que nunca he estado en Londres, te volverías de Tokio", el cual seleccioné gracias a la opinión de la bloguera Gacela (aquí os dejo su blog para que le echéis un vistazo, si aún no lo habéis hecho http://gritandoensilencio.blogspot.com/ ) Es un libro que muestra la inquietud de una relación frustrada, con todo lo que ello conlleva. También acabo de terminar "Perdona que te llame amor", que te anima a vivir la vida intensamente y a la manera que te dé la felicidad. Ya tengo apuntado en mi lista algún otro del mismo autor.
El primero del año fue "O Vencedor está só" de Paulo Coelho. Se trata de una novela negra, donde se ve hasta donde somos capaces de llegar por no aceptar la realidad. Si nunca habéis adentrado en este autor, sólo deciros que es bastante ameno, literatura de piscina, que ahora que llega el tiempo, vendrá bien.
Ya iré hablando un poquito sobre lo que vaya adquiriendo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Explotemos juntos en alguna ocasión (continuación de "Ni tú pá mi, ni yo pá ti")

Y, de repente, para, se yergue y se distancia de él unos escasos centímetros, que ni el silencio se hubiera atrevido a atravesar. Le mira directamente a los ojos. Ella roza sus propios labios con su lengua para terminar con un pequeño mordisco en el labio inferior, por la parte izquierda de éste. Él se mantiene inalterable en su posición, controlando su deseo por ella, aunque su entrepierna tenga vida propia y roce suavemente el muslo derecho de su enigmática compañera sexual. Ella se inclina sobre él y echa su cálido aliento sobre la fina piel de su cuello provocando que ésta se erice, para terminar con un lametón a la altura de la barbilla. Y sin que ambos se rocen, sus lenguas se acarician atrayéndose entre si para terminar en un apasionado beso, que aunque comienza lento, termina salvaje, ansioso, donde las manos invaden el cuerpo del otro. Él la sube a la altura de su cintura y la penetra fuerte, mientras ella le rodea con sus piernas y su espalda es ahora la que golpea la

Sueños de medianoche

Nos escondimos en aquel viejo cuarto, tras las escaleras de la segunda planta, después de la sala de ordenadores de los de segundo de carrera, ¿te acuerdas? Dos pares de vaqueros tirados sobre el suelo. Mi camiseta sobre el pomo de la puerta. La tuya, sobre la pila de viejas CPU, de una generación ya olvidada. El aire la ondeaba como la bandera de un barco pirata reclamando su territorio. Golpeaste mi espalda contra la puerta, sujetando con firmeza mis brazos por las muñecas, quedando a tu merced. Me clavaste tu mirada con tal intensidad, que aún hoy sólo necesito cerrar los ojos para sentirla sola para mí. Me susurraste al oído derecho que cerrara los ojos y cuando mis párpados se bajaron sentí tus labios recorrer lentamente mi cuello hasta la clavícula, haciendo estremecer todo mi cuerpo. Tu lengua saboreó mis pezones haciéndolos endurecer. Ibas bajando hacia mi ombligo; tus manos acariciaban las curvas de mi cuerpo. Sutilmente retiraste la última pieza que cubría mi cuerpo, quedan

¿Lo probamos?

-¡Chist, calla! -¿Pero esto no lo puedo utilizar? -No, eso tampoco. -Pues, no sé yo si me va a gustar, ¿eh? -Déjame a mí y verás como te gusta. Colócate ahí.  -¿Dónde pongo las manos? - Tus manos irán agarradas a este par de pañuelos negros. ¿Te aprietan? -No, así están bien. Lo has hecho para evitar que te toque. -No. -Ah, ¿no? ¿Y entonces por qué ha sido? -Para que tú no evites que deje de tocarte a ti. -Te aseguro que no vas a conseguir mucho sólo con un par de besos. -En ese caso, no te importará que también te ate por los tobillos, ¿verdad? -No conocía este lado tuyo, le dijo él con la mirada traviesa. Mientras ella cerraba el nudo del tobillo derecho, levantó su mirada hacia él y sin nombrar palabra, continuó con el tobillo izquierdo. -Ahora sí cumplirás la norma, sentenció ella. Sólo había una, la única era dar placer sólo a través de los labios. Estaba prohibido el uso de cualquier otra parte de