A veces cuesta demasiado tomar decisiones. Equivocarse provoca ansiedad, incertidumbre. Tal vez, por ello, he esperado que los minutos pasaran para no tomar la decisión. Ahora, la decisión está tomada. Ya no hay opción de modificar el futuro inmediato. Demasiado recorrido y tan poco tiempo para transitarlo. Sé que no puedo retrasarlo, que debo afrontarlo y superarlo. Ésta es la única forma de estabilizar mi futuro. Sin embargo, las gestiones de la vida se cruzan, retrasan los planes iniciales. Era más fácil cuando de pequeños tomaban nuestras decisiones. La única excusa para no ir a clase era estar enfermo. Por ello, ahora cada vez que me salto las clases, siento culpabilidad de estudiante y/o profesora (más de cursos y clases particulares). Mañana habrá que tomar la decisión.
Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.
Tómala hoy en vez de mañana. :)
ResponderEliminarBienvenida "La niña de Caronte"! Tomé la decisión más beneficiosa para mi futuro. Iré.
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