Ir al contenido principal

Toques del pasado

Por fin conseguí tener internet en mi casa. EL ordenador era un poco lento y ni siquiera podía plantearme el tener ADSL, sino que más bien, debía conectarme a través del teléfono. Hoy algo impensable. Parece que es algo de antaño.
Internet era la búsqueda de relaciones sociales, de poder conocer gente, de perder la timidez ante los chicos y abrir una puerta a la amistad. Y quien sabe, tal vez, al amor.
Le conocí hace años. No recuerdo exactamente cuando fue. Sólo consigo recordar los sentimientos que me provocó, las conversaciones complejas que mantuvimos. Incluso, la picardía que pusimos en algunas de nuestras conversaciones. Ambos lo provocábamos. Nos unió la confianza, la amistad, la cobardía de llegar más allá; o, tal vez, el sentido común que nos hizo poner los límites ante algo improbable de realizar.
Nuestra distancia era sólo geográfica, nunca fue física. Siempre sentí el respeto, el deseo, la pasión de provocarle, de hacerme indispensable para él. Hubo un tiempo que lo fui. Sin embargo, en él sobresalió el sentido común, la realidad y la incapacidad de llegar más allá. Era necesario poner el límite. Era necesario buscar una suplemente que aunque no hubiera unión moral, sicológica o pasional, si hubiera cercanía real, caricias sentidas, abrazos reales.
Pensé que aquello sería el fin, pero la unión fue mayor. Sin embargo, era necesario ser reales y aceptar la imposibilidad. Fue duro, proceso lento de olvido.
Ahora, años después, el destino nos ha vuelto a unir. Ya no existe la distancia geográfica, ahora ya estoy aquí. Ya puedo abrazarte, besarte, consolarte en los malos momentos de la vida. Disfrutar de tu cuerpo, sentir el roce de tu alma acariciando mi cuerpo. Convertirnos nuevamente en uno sólo.
Nada de aquello existe. Las palabras, los deseos se pueden realizar. Pero, te olvidaste de mí. Me crucé contigo y ya no me reconoces. Vuelvo a ser una desconocida para ti.
Tal vez debería decirte quien soy, tal vez tengas un vago recuerdo sobre mí, o simplemente, ya me hayas olvidado. Ya no seré tu futuro y tampoco estaré en tu presente. Pero yo seguiré pensando en ti, en los momentos de intimidad compartidos, porque no es necesario mirarte a los ojos para descubrir la pasión, la amistad, el cariño.

Comentarios

  1. Que duro decir "ya no seré tu futuro y tampoco estaré en tu presente". Muy íntimo y personal, me ha llegado.

    ResponderEliminar
  2. Escondiendo sentimientos profundos entre palabras. Un mal momento.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Confesó

Entradas populares de este blog

Sin definir

Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.

Se acordaron de mí

Debería haberlo hecho la semana pasada, pero no he tenido demasiado tiempo libre. Por ello, os pido perdón. Primero, quiero agradecer  a Nelly de "Los Silencios de Nelly" por concederme el Premio "Flor Naranja". Para mí ha sido una grata sorpresa, no esperaba haberme hecho un huequecito tan pronto en este mundo. También, quiero aprovechar para agradecer a María de "Árbol de Luz" por concederme un dulce premio (mmm, ¡qué rico!). Muchísimas gracias por acordarte de mí.  Sólo espero que sigáis disfrutando de mis entradas y que a través de ellas, os provoque alguna sensación. En mi siguiente post, indicaré mis seleccionados para que disfruten de estos premios como estoy haciendo yo. PD: Si me he olvidado de algún premio (tenga esa sensación), por favor, decirlo y lo posteo. Gracias. Beijinhos.

Querido diario

Querido diario, Hoy venía desarreglado, como si no hubiera tenido tiempo a arreglarse. Tal vez, se haya desnudado para otra. Aunque eso ya no me importa. Hace tiempo que sus aventuras dejaron de importarme, y sin embargo, no consigo escapar de aquí. Parece que este maldito anillo bloquea mis fuerzas, mi voluntad. Hace tiempo que dejé de existir. Ya no existe la Aurora de antes o, por lo menos, hace tiempo que dejé de reconocerme frente al espejo. También dejé de buscar mi reflejo porque odiaba lo que en él veía.  Al principio, te culpabilizas por la situación. Te convences a ti misma que aquello es pasajero, que ha sido un hecho aislado, producto del stress, de la tensión o de cualquier otra cosa nimia que en aquel momento te parece lo más grande del mundo. Pero se repite una y otra vez. En cualquier momento. En cualquier situación. Cualquier día. Intentas prepararte, como si fuera necesario un ejercicio de meditación para calmar su ira, aunque el ejercicio lo hacía yo. Mi i...