Ir al contenido principal

Teléfono y algo más (reeditada)

Tú: Es difícil dar contigo.

Yo: Parece que no lo suficiente, porque me has encontrado.

Tú: Merece la pena buscarte.

Yo: Y ahora que me has encontrado, ¿qué pasa?

Tú: Podemos charlar; qué tal tu día, qué estás haciendo, qué llevas puesto, esas cosas.

Yo: ¿¡Qué llevo puesto!?

Tú: Por ejemplo.

Yo: ¿Qué tiene eso de relevante para la conversación?

Tú: A mí me ayudaría a imaginarte con bastante exactitud.

Yo: ¿Y si voy desnuda?

Tú: En ese caso, harías que la temperatura de mi piso superara a la de ambiente.

Yo: ¿A los 45 grados?

Tú: Es que mi motor alcanza temperaturas elevadas.

Yo: ¿Qué te cuento la verdad o lo que se le dice a los desconocidos en estos casos?

Tú: Arriesgaré por la primera opción.

Yo: Hace diez minutos el calor era tan agobiante que acabé tirando los shorts y la camiseta al suelo. Así que estoy tumbada en el sillón desnuda.

Tú: .......

Yo: ¿No dices nada?

Tú: ¿Prefieres que guarde las formas o lo que le diría a una desconocida?

Yo: Dime que me harías y así yo podré guiar mi mano por mi cuerpo.

Tú: Besaría tranquilamente los surcos de tu cuello hasta hacerte estremecer porque creo que eso te gustaría. Lamería tus costillas hasta llegar a tus caderas para conocer cada límite de tu cuerpo. Acariciaría tus pechos cual dos almohadones que me recogen para darme descanso tras un agotador día. Observaría el juguete de tu ombligo hasta llegar a los huesos de tus caderas. ¿Dónde se encuentra tu mano?

Yo: Justo donde la acabas de dejar.


Tú: ¿Y tú qué harías?

Yo: ¿Qué llevas puesto? Necesito ese detalle para darle verosimilitud a la historia.

Tú: Unas calzonas deportivas.

Yo: ¿Sólo? ¿Tu torso está al descubierto?

Tú: Sí, totalmente visible a las miradas ajenas.

Yo: En ese caso, yo empezaría recorriendo tu torso con mi lengua desde tu ombligo. Unos pequeños mordisquitos a tus pezones para hacerte estremecer. Y ese beso, lento, apasionado, que nunca antes nos hemos ofrecido, saldría de nuestros labios. Olvidando que hay un mañana, o un pasado. Después, te dejaría completamente desnudo para mí y le daría la bienvenida a tu compañero de batalla. Lengüetazos arriba y abajo. Mis labios recorriendo su cuerpo para acabar dentro de mi boca. Lento. Rápido. Rápido. Lento. Rápido. Rápido. Hasta escuchar tu súplica para parar. Sin embargo, lo introduciría dentro de mi cuerpo para hacerle sentir mi calor interior. Y desde abajo, verías el movimiento de mi cabello al rozar mis pechos en cada embestida de mi cuerpo en una sincronización de orgasmos, el tuyo y el mío...............




Se cortó la comunicación.

Comentarios

Publicar un comentario

Confesó

Entradas populares de este blog

Sin definir

Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.

Se acordaron de mí

Debería haberlo hecho la semana pasada, pero no he tenido demasiado tiempo libre. Por ello, os pido perdón. Primero, quiero agradecer  a Nelly de "Los Silencios de Nelly" por concederme el Premio "Flor Naranja". Para mí ha sido una grata sorpresa, no esperaba haberme hecho un huequecito tan pronto en este mundo. También, quiero aprovechar para agradecer a María de "Árbol de Luz" por concederme un dulce premio (mmm, ¡qué rico!). Muchísimas gracias por acordarte de mí.  Sólo espero que sigáis disfrutando de mis entradas y que a través de ellas, os provoque alguna sensación. En mi siguiente post, indicaré mis seleccionados para que disfruten de estos premios como estoy haciendo yo. PD: Si me he olvidado de algún premio (tenga esa sensación), por favor, decirlo y lo posteo. Gracias. Beijinhos.

El mapa de tus descubrimientos

         En mi región lumbar, están las instrucciones para descubrir mis oscuros deseos. Si aprietas mi dedo meñique, la sonrisa se dibuja en mi cara. Debes recorrer mis curvas con las manos limpias de pudor para obtener los resultados. Cuéntame los lunares de mis ingles como motas de chocolate vertido sobre la encimera de mi barriga. Las curvas de mis codos despiertan el éxtasis de mi cuerpo. Mis pestañas se hacen hermosas cuando el pincel las acaricia sin temor. Ese pequeño recuerdo de mi nacimiento se oculta temeroso en el tercer lunar de mi muslo izquierdo, pero debes empezar a contar desde el contorno de mi pezón. El lóbulo izquierdo hace girar mis tobillos al saltar. El libro de los sentimientos juega al escondite hasta que tu pasión acabe de contar diez. Éste es mi mapa. ¿Cuál es el tuyo?