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Una de tantas (reeditada)



Llevo un camisón negro corto con una pasacintas fucsia a la altura del pecho. Muy corto. Al caminar, puedes ver como se desvela el movimiento de mis nalgas. Mis pies desnudos caminan de puntillas sobre el frío mármol de un lado a otro de la casa. Tú permaneces apoyado en la barandilla de la terraza, observas mis movimientos, mientras le das sorbos al botellín de cerveza. Escuchas como descompaso las palabras musicales de mi voz con el son que sale del portátil. Llamas mi atención al escuchar tu voz al ritmo de la música, totalmente acorde, en sintonía. Lentamente me acerco a ti, al abrigo de la noche. Tus manos húmedas por el frío rozan mi espalda, provocando que un trueno, atraviese mi columna vertebral. Siento como tu mirada recorre todo mi cuerpo, esmerándose en las zonas que más te gustan. Nuestras miradas se sujetan mutuamente como un helicóptero necesita a su piloto. Jugueteo con mis piernas, porque sé que te gusta mirarlas. 
Introduzco mis manos por debajo de tu camiseta para sentir el roce con tu piel. Las yemas de mis dedos recorren lentamente tu torso; se encuentran con tus pezones, erectos por la excitación de tu cuerpo. Te beso. Tú me coges la cara con ambas manos. Empiezas a darme minúsculos besos en mi carita. Me agarras por la cintura y me sientas sobre la barandilla, quedando mis piernas a tu disposición. Introduces tu mano derecha entre mis muslos, al mismo tiempo que nos besamos y mis manos se encargan de ir bajando tus carzonas. Ahora, yo sigo en camisón y tú, estás sólo tú. Somos dos cualquiera, en el piso nº x, de la ciudad nº y, del país del mañana todavía es posible.
Optamos por inaugurar aquella vieja hamaca, que ya estaba cuando llegamos nosotros. Posas mi cuerpo sutilmente sobre la base del camisón, que ya me arrebataste, por la espalda, en el camino entre la barandilla y la improvisada cama. No nos preocupamos de las posibles miradas furtivas, porque sólo nos esconde la luna. Empiezas besando mi cuello, estremeciendo cada poro de piel. Ahí, en la clavícula, no pares, no pares de besar, porque para mí es como llegar al orgasmo. Te gusta lamer mis pezones, sujetar mis pechos con tus manos. Seguir hacia abajo; donde las caderas, también me besas y vas por la línea de las ingles con tu lengua para acabar en el clítoris. Pero, sólo unos pequeños chupones, los suficientes para sentir tu pene dentro de mi cuerpo y............. despertar. 
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NOTA: Esta entrada fue originalmente publicada en octubre del 2011 y retirada posteriormente. Hoy vuelve a ver nuevamente la luz. Tal vez, os sirva a vosotros de inspiración. 

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Sin definir

Me hubiera gustado dejar algún texto, pero el día no ha sido muy bueno. La verdad es que hay días que sería mejor no levantarse. Os dejo por unos días. Voy a perderme entre playas y bosques, ruinas de otros tiempos, pasadizos a otros mundos, atardeceres con ojos a medio abrir y, tal vez, locuras de corazón. Espero volver con aires renovados, inspiración a borbotones y medias sonrisas sin descubrir. Besos a tod@s. Entrad en septiembre con recuerdos veraniegos y esperanza de próximas escapadas.

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Debería haberlo hecho la semana pasada, pero no he tenido demasiado tiempo libre. Por ello, os pido perdón. Primero, quiero agradecer  a Nelly de "Los Silencios de Nelly" por concederme el Premio "Flor Naranja". Para mí ha sido una grata sorpresa, no esperaba haberme hecho un huequecito tan pronto en este mundo. También, quiero aprovechar para agradecer a María de "Árbol de Luz" por concederme un dulce premio (mmm, ¡qué rico!). Muchísimas gracias por acordarte de mí.  Sólo espero que sigáis disfrutando de mis entradas y que a través de ellas, os provoque alguna sensación. En mi siguiente post, indicaré mis seleccionados para que disfruten de estos premios como estoy haciendo yo. PD: Si me he olvidado de algún premio (tenga esa sensación), por favor, decirlo y lo posteo. Gracias. Beijinhos.

El mapa de tus descubrimientos

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