Ir al contenido principal

Estimada


Estimada emperatriz,

Cada noche sueño contigo, deseando acariciar tu cara mientras tus ojos no se apartan de mí. Esa mirada tierna, casi infantil. Pequeños ojos castaños. Hace dos años que no sales de mi pensamiento. Estás anclada en lo más hondo de mi ser. Hasta ahora no me había atrevido a confesar mis sentimientos en voz alta, aunque sólo sea a través de este viejo cuaderno. Nunca podré acercarme a ti lo suficiente, lo que realmente me gustaría. Necesito vaciar mi maleta de ti, de tus recuerdos, de tu sonrisa, de las noches de billar. Sé que debería arrancarte de mis adentros, que tú y yo nunca estaremos juntos. Tal vez, en otro momento. Tal vez, en otro lugar.
Le escucho a él atentamente cuando habla de ti, como si cada palabra compartida por él fueran pequeñas agujas que perfilan mi corazón haciéndolo cada vez más pequeñito.
Pensarás que no te conozco, que nunca he dejado que te acercaras a mí lo suficiente, pero es mejor así. Si me miras, si me sonríes, si te llego a importar, entonces no podré dar marcha atrás. No podré controlar mis emociones, mis ansias de besarte, de subirte conmigo a mi atracción de feria, porque así soy yo, unas veces en lo más alto, pero otras olvido el paracaídas al caer del mundo.
Y, aquí, seguiré, buceando entre mis recuerdos, buscando la salida, donde tú no me esperes, agarrada a él.
Ahora, volveré a ser ese chico solitario, que infunde mágica tristeza. Sólo.  Sin ti.


PD: Duda si subirlo o no porque tal vez no ha quedado como debería. Pero, me apetecía lanzar algo. ¡Espero que os guste! Besos.

Comentarios

  1. Me gusto mucho... y aunque dudaste en publicarlo quedo muy bien. Me identifico un poco con estas lineas "porque así soy yo, unas veces en lo más alto, pero otras olvido el paracaídas al caer del mundo". Saludos

    ResponderEliminar
  2. Pues has perdido el tiempo dudando. A mí me ha encantado. Un saludo!

    ResponderEliminar
  3. El tiempo que ha estado dudándolo
    no lo ha estado pensando en que da igual
    como se escriba, lo que importa es lo que transmita.

    Me gusta! :)

    ResponderEliminar
  4. A mi tambien me ha gustado mucho, por lo que no sé tantas dudas.
    Seguro que ese chico saldrá a flote de nuevo :)

    ResponderEliminar
  5. Totalmente de acuerdo con Mandarina, has perdido el tiempo dudando :)

    ResponderEliminar
  6. o: Te quedo muy lindo, me encanto tu blog (:

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Confesó

Entradas populares de este blog

Explotemos juntos en alguna ocasión (continuación de "Ni tú pá mi, ni yo pá ti")

Y, de repente, para, se yergue y se distancia de él unos escasos centímetros, que ni el silencio se hubiera atrevido a atravesar. Le mira directamente a los ojos. Ella roza sus propios labios con su lengua para terminar con un pequeño mordisco en el labio inferior, por la parte izquierda de éste. Él se mantiene inalterable en su posición, controlando su deseo por ella, aunque su entrepierna tenga vida propia y roce suavemente el muslo derecho de su enigmática compañera sexual. Ella se inclina sobre él y echa su cálido aliento sobre la fina piel de su cuello provocando que ésta se erice, para terminar con un lametón a la altura de la barbilla. Y sin que ambos se rocen, sus lenguas se acarician atrayéndose entre si para terminar en un apasionado beso, que aunque comienza lento, termina salvaje, ansioso, donde las manos invaden el cuerpo del otro. Él la sube a la altura de su cintura y la penetra fuerte, mientras ella le rodea con sus piernas y su espalda es ahora la que golpea la

Sueños de medianoche

Nos escondimos en aquel viejo cuarto, tras las escaleras de la segunda planta, después de la sala de ordenadores de los de segundo de carrera, ¿te acuerdas? Dos pares de vaqueros tirados sobre el suelo. Mi camiseta sobre el pomo de la puerta. La tuya, sobre la pila de viejas CPU, de una generación ya olvidada. El aire la ondeaba como la bandera de un barco pirata reclamando su territorio. Golpeaste mi espalda contra la puerta, sujetando con firmeza mis brazos por las muñecas, quedando a tu merced. Me clavaste tu mirada con tal intensidad, que aún hoy sólo necesito cerrar los ojos para sentirla sola para mí. Me susurraste al oído derecho que cerrara los ojos y cuando mis párpados se bajaron sentí tus labios recorrer lentamente mi cuello hasta la clavícula, haciendo estremecer todo mi cuerpo. Tu lengua saboreó mis pezones haciéndolos endurecer. Ibas bajando hacia mi ombligo; tus manos acariciaban las curvas de mi cuerpo. Sutilmente retiraste la última pieza que cubría mi cuerpo, quedan

¿Lo probamos?

-¡Chist, calla! -¿Pero esto no lo puedo utilizar? -No, eso tampoco. -Pues, no sé yo si me va a gustar, ¿eh? -Déjame a mí y verás como te gusta. Colócate ahí.  -¿Dónde pongo las manos? - Tus manos irán agarradas a este par de pañuelos negros. ¿Te aprietan? -No, así están bien. Lo has hecho para evitar que te toque. -No. -Ah, ¿no? ¿Y entonces por qué ha sido? -Para que tú no evites que deje de tocarte a ti. -Te aseguro que no vas a conseguir mucho sólo con un par de besos. -En ese caso, no te importará que también te ate por los tobillos, ¿verdad? -No conocía este lado tuyo, le dijo él con la mirada traviesa. Mientras ella cerraba el nudo del tobillo derecho, levantó su mirada hacia él y sin nombrar palabra, continuó con el tobillo izquierdo. -Ahora sí cumplirás la norma, sentenció ella. Sólo había una, la única era dar placer sólo a través de los labios. Estaba prohibido el uso de cualquier otra parte de