Y todos pagamos por nuestros malos pensamientos, por nuestros errores,
por el dolor repartido a nuestro alrededor. De nada sirve que el día treinta y
uno quememos el sufrimiento porque éste seguirá perdurando en nuestro
pensamiento y en el de aquellos que fueron diana de inconscientes flechas de
dolor. Rompes fotos en mil pedazos para borrar un pasado que una vez existió,
pero cierra los ojos y piensa que inspiró cada una de ellas: momentos de
improvisación, de locura, bajo el hechizo de su encantamiento. Búscate entre
letras perdidas y conversaciones guardadas, porque de tanto desear encontrarte
acabaste olvidando el porqué de esta búsqueda. Ni eres, ni fuiste, ni serás más
que la sombra de un perfil mal diseñado. Una acumulación de caos que perdió el
camino de tanto esperar en la estación por un tren sin destino ni confirmación,
que nunca pasaría por esta parada llena de incertidumbre y polvo de
sentimientos. Y cumple el castigo de tu condena bajo la sombra de nuevos
temores que te susurran cada noche detrás de unos párpados a medio cerrar.
Nos escondimos en aquel viejo cuarto, tras las escaleras de la segunda planta, después de la sala de ordenadores de los de segundo de carrera, ¿te acuerdas? Dos pares de vaqueros tirados sobre el suelo. Mi camiseta sobre el pomo de la puerta. La tuya, sobre la pila de viejas CPU, de una generación ya olvidada. El aire la ondeaba como la bandera de un barco pirata reclamando su territorio. Golpeaste mi espalda contra la puerta, sujetando con firmeza mis brazos por las muñecas, quedando a tu merced. Me clavaste tu mirada con tal intensidad, que aún hoy sólo necesito cerrar los ojos para sentirla sola para mí. Me susurraste al oído derecho que cerrara los ojos y cuando mis párpados se bajaron sentí tus labios recorrer lentamente mi cuello hasta la clavícula, haciendo estremecer todo mi cuerpo. Tu lengua saboreó mis pezones haciéndolos endurecer. Ibas bajando hacia mi ombligo; tus manos acariciaban las curvas de mi cuerpo. Sutilmente retiraste la última pieza que cubría mi cuerpo, quedan
buah! pasa de miedos nuevos...no te pegan para este 2012!;)
ResponderEliminarMedia verónica!:)
Una mitad que se hunde en un océano oscuro. En una fosa abisal que poco puede sino cobijar entre sus frias aguas los lamentos más oscuros del hombre.
ResponderEliminarBueno, esto si que es nuevo!!!! Gracias por la invitación...
ResponderEliminarQue comiences un muy buen año!!!!!!
Besos
Poetadebotella. Ya no sé ni lo que me pega. ;)
ResponderEliminarSymmetry. No lo hubiese descrito mejor.
La Novia. A ti, por pasarte. ;) ¡Ojalá! Que en 2012 vuestros sueños sean una realidad.
Una vez más, un texto increíble.
ResponderEliminarCoincido contigo, pero tal vez sea el momento de reinventarse.
Un Beso :)
Eso iba a decir, que las cosas cambien para el 2012 :)
ResponderEliminarlo mejor este año.
ResponderEliminarTal vez sea el momento, Nelly. Besos.
ResponderEliminarEn tres semanas mi vida cambiará, Miqui, sólo depende de que sea para bien.
SweetElizabeth. El tiempo lo dirá.
Espero que el cambio haya llegado o este en ello..
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