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Perdida en septiembre


Lágrimas secas son derramadas por sus mejillas. La luz se está apagando como el quemar de una vela, lenta y apaciguadamente hace ya algún tiempo. La oscuridad se filtra entre las ramas de los árboles. Los verdes se tornan en una negrura plena, extensa, infinita. Los moratones son el reflejo de los pequeños golpes internos que ha sufrido el corazón. Pero ella acostumbra a arrancarse las postillas, buscando entre el dolor el sentimiento que una vez vivió, que guarda su regreso. Aquel caballero le despertó de un letargo que desconocía sentir. Evolucionó, aprendió, vivió, sintió. Y después desapareció, a pesar de las promesas, de las palabras, sin explicación. Sonidos vacios que van y vienen, retumbando en su mente. Ella se desgarra la piel de su pasado con uñas inexistentes. Deambula con pies desnudos entre ramas caídas, sin saber qué camino ha de elegir, pues la luz que un día encontró y que ella busca con desesperación ha optado por apagar el interruptor. Pues, entonces, ella se encuentra perdida en este caos de incertidumbre mientras él agradece su amor. Sólo pide su regreso, que alumbre su oscuridad. Y ella se pregunta, ¿qué es lo que él querrá?

Comentarios

  1. Umm muy interesante y bueno, quizás el quiere que aprenda todas esas cosas sola, sin necesidad de él. Besitos ^^

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  2. Totalmente posible. Muchas gracias por pasarte, Furia. Beijinhos.

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