Lágrimas secas
son derramadas por sus mejillas. La luz se está apagando como el quemar de una vela,
lenta y apaciguadamente hace ya algún tiempo. La oscuridad se filtra entre las
ramas de los árboles. Los verdes se tornan en una negrura plena, extensa,
infinita. Los moratones son el reflejo de los pequeños golpes internos que ha
sufrido el corazón. Pero ella acostumbra a arrancarse las postillas, buscando
entre el dolor el sentimiento que una vez vivió, que guarda su regreso. Aquel caballero le despertó de
un letargo que desconocía sentir. Evolucionó, aprendió, vivió, sintió. Y
después desapareció, a pesar de las promesas, de las palabras, sin explicación.
Sonidos vacios que van y vienen, retumbando en su mente. Ella se desgarra la
piel de su pasado con uñas inexistentes. Deambula con pies desnudos entre ramas
caídas, sin saber qué camino ha de elegir, pues la luz que un día encontró y
que ella busca con desesperación ha optado por apagar el interruptor. Pues,
entonces, ella se encuentra perdida en este caos de incertidumbre mientras él agradece su
amor. Sólo pide su regreso, que alumbre su oscuridad. Y ella se pregunta, ¿qué es lo que él querrá?
Y, de repente, para, se yergue y se distancia de él unos escasos centímetros, que ni el silencio se hubiera atrevido a atravesar. Le mira directamente a los ojos. Ella roza sus propios labios con su lengua para terminar con un pequeño mordisco en el labio inferior, por la parte izquierda de éste. Él se mantiene inalterable en su posición, controlando su deseo por ella, aunque su entrepierna tenga vida propia y roce suavemente el muslo derecho de su enigmática compañera sexual. Ella se inclina sobre él y echa su cálido aliento sobre la fina piel de su cuello provocando que ésta se erice, para terminar con un lametón a la altura de la barbilla. Y sin que ambos se rocen, sus lenguas se acarician atrayéndose entre si para terminar en un apasionado beso, que aunque comienza lento, termina salvaje, ansioso, donde las manos invaden el cuerpo del otro. Él la sube a la altura de su cintura y la penetra fuerte, mientras ella le rodea con sus piernas y su espalda es ahora la que golpea la
Umm muy interesante y bueno, quizás el quiere que aprenda todas esas cosas sola, sin necesidad de él. Besitos ^^
ResponderEliminarTotalmente posible. Muchas gracias por pasarte, Furia. Beijinhos.
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