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Mostrando entradas de octubre, 2010

Se acordaron de mí

Debería haberlo hecho la semana pasada, pero no he tenido demasiado tiempo libre. Por ello, os pido perdón. Primero, quiero agradecer  a Nelly de "Los Silencios de Nelly" por concederme el Premio "Flor Naranja". Para mí ha sido una grata sorpresa, no esperaba haberme hecho un huequecito tan pronto en este mundo. También, quiero aprovechar para agradecer a María de "Árbol de Luz" por concederme un dulce premio (mmm, ¡qué rico!). Muchísimas gracias por acordarte de mí.  Sólo espero que sigáis disfrutando de mis entradas y que a través de ellas, os provoque alguna sensación. En mi siguiente post, indicaré mis seleccionados para que disfruten de estos premios como estoy haciendo yo. PD: Si me he olvidado de algún premio (tenga esa sensación), por favor, decirlo y lo posteo. Gracias. Beijinhos.

El mapa de tus descubrimientos

         En mi región lumbar, están las instrucciones para descubrir mis oscuros deseos. Si aprietas mi dedo meñique, la sonrisa se dibuja en mi cara. Debes recorrer mis curvas con las manos limpias de pudor para obtener los resultados. Cuéntame los lunares de mis ingles como motas de chocolate vertido sobre la encimera de mi barriga. Las curvas de mis codos despiertan el éxtasis de mi cuerpo. Mis pestañas se hacen hermosas cuando el pincel las acaricia sin temor. Ese pequeño recuerdo de mi nacimiento se oculta temeroso en el tercer lunar de mi muslo izquierdo, pero debes empezar a contar desde el contorno de mi pezón. El lóbulo izquierdo hace girar mis tobillos al saltar. El libro de los sentimientos juega al escondite hasta que tu pasión acabe de contar diez. Éste es mi mapa. ¿Cuál es el tuyo?

De compras y otros placeres

Sentía cómo los nervios recorrían su estómago, de abajo a arriba, de arriba a abajo. Era una emoción sin igual. Ya se había comido las uñas de ochos dedos. Pronto, les tocaría a las de los pies. El corazón le palpitaba a cada paso. Sus piernas ya le empezaban a temblar. Parecía una Barbie a dieta (recuerdo las huesudas rodillas de mi barbie de la juventud). Frente a la puerta comenzó a gritar. El resto de chicas giraba a la cabeza, como un alien en busca de su presa. ¿Quien, quien? Ella, sin dudar, comentó: ¡ropa, ropa! ¡zapatos, accesorios! ohhhhhh, ¡bolsos: marrones, negros, de colores, de estampados! Entonces, la Amanda persona desapareció y se convirtió en la compradora: cara boba, ojos haciendo chiribitas y la eterna duda: ¿por dónde empezar? ¿Cómo combinar? Tres horas después, dos bolsas en cada mano, un par de pitillos, unas botas militares y todo lo que se le pudiera antojar, salió por la puerta. Desde fuera, veía como los eternos novios acumulaban entre sus brazos todo tipo