Ir al contenido principal

Fotografía

Hoy me he matriculado en mi primer curso de fotografía. Es de iniciación, por lo que podré aprender las técnicas y la mejor manera de salir "decente" en una foto. Según mi opinión, acostumbro a salir perjudicada en las fotos, pero también es cierto que soy bastante crítica conmigo misma.
El curso estaba bastante demandado por lo que ha sido una suerte conseguir una de las plazas disponibles. Espero poder mostrar algunos de mis trabajos en breve y que los profesionales me deis vuestra opinión. Y ya sé qué pediré para mi cumpleaños.

Esta semana ha sido bastante caótica y me ha bloqueado la mente. Espero descargarme durante el fin de semana y subir alguna cosilla. ¡Buen fin de semana!

Comentarios

  1. Esta semana ha sido un caos para todos al parecer. ¡Ánimo con el curso!

    ResponderEliminar
  2. Comparto tu idea y la de "Vanhea". Está semana ha sido un caos para muchos. Mucha suerte en ese curso. Espero que pronto cuelgues algunas fotos. La fotografia me encanta, ¿Y sabes?. Desde pequeña me prometí que mi primer sueldo como médico lo emplearé para comprarme una camara profesional.

    ResponderEliminar
  3. Me encanta lo que vas a estudiar :)
    Siempre he querido aprender cosas de fotografía y tener una cámara buena para hacer experimentos. Ya nos contarás si te va gustando el curso :)

    Un besito color púrpura

    ResponderEliminar
  4. Es genial que puedas hacer un curso, yo estoy intentando buscar alguno pero...cerca de donde yo vivo no hay mucho.
    Unbeso y suerte!

    ResponderEliminar
  5. Me das un poquito de envidia (sana),por aquí no hay mucha oferta de cursos de fotografía...Espero ver pronto alguna foto =)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Confesó

Entradas populares de este blog

Explotemos juntos en alguna ocasión (continuación de "Ni tú pá mi, ni yo pá ti")

Y, de repente, para, se yergue y se distancia de él unos escasos centímetros, que ni el silencio se hubiera atrevido a atravesar. Le mira directamente a los ojos. Ella roza sus propios labios con su lengua para terminar con un pequeño mordisco en el labio inferior, por la parte izquierda de éste. Él se mantiene inalterable en su posición, controlando su deseo por ella, aunque su entrepierna tenga vida propia y roce suavemente el muslo derecho de su enigmática compañera sexual. Ella se inclina sobre él y echa su cálido aliento sobre la fina piel de su cuello provocando que ésta se erice, para terminar con un lametón a la altura de la barbilla. Y sin que ambos se rocen, sus lenguas se acarician atrayéndose entre si para terminar en un apasionado beso, que aunque comienza lento, termina salvaje, ansioso, donde las manos invaden el cuerpo del otro. Él la sube a la altura de su cintura y la penetra fuerte, mientras ella le rodea con sus piernas y su espalda es ahora la que golpea la

Sueños de medianoche

Nos escondimos en aquel viejo cuarto, tras las escaleras de la segunda planta, después de la sala de ordenadores de los de segundo de carrera, ¿te acuerdas? Dos pares de vaqueros tirados sobre el suelo. Mi camiseta sobre el pomo de la puerta. La tuya, sobre la pila de viejas CPU, de una generación ya olvidada. El aire la ondeaba como la bandera de un barco pirata reclamando su territorio. Golpeaste mi espalda contra la puerta, sujetando con firmeza mis brazos por las muñecas, quedando a tu merced. Me clavaste tu mirada con tal intensidad, que aún hoy sólo necesito cerrar los ojos para sentirla sola para mí. Me susurraste al oído derecho que cerrara los ojos y cuando mis párpados se bajaron sentí tus labios recorrer lentamente mi cuello hasta la clavícula, haciendo estremecer todo mi cuerpo. Tu lengua saboreó mis pezones haciéndolos endurecer. Ibas bajando hacia mi ombligo; tus manos acariciaban las curvas de mi cuerpo. Sutilmente retiraste la última pieza que cubría mi cuerpo, quedan

¿Lo probamos?

-¡Chist, calla! -¿Pero esto no lo puedo utilizar? -No, eso tampoco. -Pues, no sé yo si me va a gustar, ¿eh? -Déjame a mí y verás como te gusta. Colócate ahí.  -¿Dónde pongo las manos? - Tus manos irán agarradas a este par de pañuelos negros. ¿Te aprietan? -No, así están bien. Lo has hecho para evitar que te toque. -No. -Ah, ¿no? ¿Y entonces por qué ha sido? -Para que tú no evites que deje de tocarte a ti. -Te aseguro que no vas a conseguir mucho sólo con un par de besos. -En ese caso, no te importará que también te ate por los tobillos, ¿verdad? -No conocía este lado tuyo, le dijo él con la mirada traviesa. Mientras ella cerraba el nudo del tobillo derecho, levantó su mirada hacia él y sin nombrar palabra, continuó con el tobillo izquierdo. -Ahora sí cumplirás la norma, sentenció ella. Sólo había una, la única era dar placer sólo a través de los labios. Estaba prohibido el uso de cualquier otra parte de