Soy la que desbarata las pinzas. Soy quien sueña contigo cuando tu lado de la cama está vacío. Soy la puntual. Soy la impaciente. Soy la ordenada. Soy la demasido responsable. Soy la quiere hacerte feliz. Soy la pesimista. Soy la que huye del espejo porque su cuerpo refleja los gramos acumulados. Soy la que quiere ser guapa. Soy la que siempre deja algo en el plato. Soy la que nunca se acaba la Fanta. Soy la que te mira y piensa que eras mi destino. Soy la que se dejó convencer por ti. Soy la que tiene el armario lleno, pero nunca tiene que ponerse. Soy la que anda descalza. Soy la que hace lo correcto. Soy la que no quiere ser egoísta. Soy la que sueña porque los sueños dan miedo cuando se hacen realidad. Soy la que quiere tenerlo todo, porque lo bueno, lo que merece la pena, nunca se puede poseer. Soy la que protesta porque nunca me gustó seguir el patrón establecido. Soy la que devora revistas. Soy la que nació con pretensiones de millonaria. Soy la rara. Soy la que llora con las pelis de serie B. Soy la que creció viendo series. Soy la que maduró frente a los libros. Soy la que nunca dio el primer paso. Soy la que tenía vida interior. Soy la que soñó contigo sin conocerte. Soy la que cree en el destino. Soy la que cree en la suerte. Soy la que empieza y no acaba. Soy la que tiene miedo a las alturas. Soy la que sonríe. ¿Quién soy? Soy yo. El díficil aceptarnos tal y cómo somos porque siempre queremos cambiar. ¿Cómo sois?
Nos escondimos en aquel viejo cuarto, tras las escaleras de la segunda planta, después de la sala de ordenadores de los de segundo de carrera, ¿te acuerdas? Dos pares de vaqueros tirados sobre el suelo. Mi camiseta sobre el pomo de la puerta. La tuya, sobre la pila de viejas CPU, de una generación ya olvidada. El aire la ondeaba como la bandera de un barco pirata reclamando su territorio. Golpeaste mi espalda contra la puerta, sujetando con firmeza mis brazos por las muñecas, quedando a tu merced. Me clavaste tu mirada con tal intensidad, que aún hoy sólo necesito cerrar los ojos para sentirla sola para mí. Me susurraste al oído derecho que cerrara los ojos y cuando mis párpados se bajaron sentí tus labios recorrer lentamente mi cuello hasta la clavícula, haciendo estremecer todo mi cuerpo. Tu lengua saboreó mis pezones haciéndolos endurecer. Ibas bajando hacia mi ombligo; tus manos acariciaban las curvas de mi cuerpo. Sutilmente retiraste la última pieza que cubría mi cuerpo, quedan
Pues yo...soy parecida a ti en muchas cosas :O
ResponderEliminarOtra como yo por ahí suelta ;), ¡qué tiemble el mundo!
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