Empecé a escribir en mi blog hace algunos meses, no sé si por escapar de los apuntes de mi oposición o por la necesidad que me golpeaba para expresarme. Siempre me ha atraído escribir, tal vez, porque he tenido gente a mi alrededor que buscaba su lugar a través de la escritura. No he difundido en mi círculo que en mi tiempo libre me dedico a escribir aquí, lo que surja. Por eso, quiero daros las gracias por mostrar interés por lo que estoy haciendo. Sé que me queda mucho por aprender, pero lo seguiré haciendo. Besos.
Nos escondimos en aquel viejo cuarto, tras las escaleras de la segunda planta, después de la sala de ordenadores de los de segundo de carrera, ¿te acuerdas? Dos pares de vaqueros tirados sobre el suelo. Mi camiseta sobre el pomo de la puerta. La tuya, sobre la pila de viejas CPU, de una generación ya olvidada. El aire la ondeaba como la bandera de un barco pirata reclamando su territorio. Golpeaste mi espalda contra la puerta, sujetando con firmeza mis brazos por las muñecas, quedando a tu merced. Me clavaste tu mirada con tal intensidad, que aún hoy sólo necesito cerrar los ojos para sentirla sola para mí. Me susurraste al oído derecho que cerrara los ojos y cuando mis párpados se bajaron sentí tus labios recorrer lentamente mi cuello hasta la clavícula, haciendo estremecer todo mi cuerpo. Tu lengua saboreó mis pezones haciéndolos endurecer. Ibas bajando hacia mi ombligo; tus manos acariciaban las curvas de mi cuerpo. Sutilmente retiraste la última pieza que cubría mi cuerpo, quedan
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Confesó